Israel "rechaza firmemente" las presiones para que no se construya en Jerusalén, dijo el domingo el primer ministro Benjamin Netanyahu, tras días de disturbios y una condena internacional generalizada por los desalojos planeados de palestinos de viviendas en la ciudad, las que reclaman colonos judíos.
La incertidumbre por el futuro del barrio de Sheik Jarrah, en Jerusalén Este, ha avivado los enfrentamientos diarios. Washington dijo el sábado que estaba "profundamente preocupado" y que quería que "las autoridades se acercaran a los residentes con compasión y respeto".
Jerusalén Este es uno de los territorios que los palestinos buscan para un futuro Estado. Las negociaciones con Israel, patrocinadas por Estados Unidos, se estancaron en 2014. Tel Aviv considera que toda Jerusalén es su capital, un estatus que no es reconocido en el extranjero.
"Rechazamos firmemente la presión para no construir en Jerusalén. A mi pesar, esta presión ha aumentado últimamente", dijo Netanyahu durante un discurso televisado antes de las conmemoraciones nacionales de la captura israelí de Jerusalén Este en una guerra de 1967.
"Les digo también a nuestros mejores amigos: Jerusalén es la capital de Israel y al igual que toda nación construye en su capital y construye su capital, nosotros también tenemos derecho a construir en Jerusalén y a construir Jerusalén. Eso es lo que hemos hecho y lo que seguiremos haciendo", dijo Netanyahu.
La tensión en Jerusalén Este ha derivado en enfrentamientos entre la policía israelí y los palestinos en torno a Al-Aqsa, la tercera mezquita más sagrada del Islam, en pleno mes de ayuno del Ramadán.
El sábado por la noche, Laylat al-Qadr, la noche sagrada del Islam, jóvenes palestinos lanzaron piedras, encendieron fuegos y derribaron barricadas policiales en las calles que conducen a las puertas de la Ciudad Vieja amurallada, mientras los agentes a caballo y con equipo antidisturbios usaban granadas aturdidoras y cañones de agua para repelerlos.
Netanyahu dijo que Israel respeta la libertad de culto pero "no permitiremos que ningún elemento extremista perturbe la paz en Jerusalén No permitiremos disturbios violentos".
El Papa Francisco pidió el fin de la violencia en Jerusalén, diciendo que seguía los acontecimientos con preocupación e invitando a las partes a buscar soluciones para respetar la identidad multicultural de la Ciudad Santa.
"La violencia engendra violencia, detengan los enfrentamientos", dijo el Papa a peregrinos que se reunieron el domingo en la Plaza de San Pedro en Roma.