/ miércoles 2 de noviembre de 2022

Derechos Humanos de Indonesia culpa al uso de gas lacrimógeno de la estampida en estadio

La Comisión acusa que la policía violó los derechos humanos, incluidos el uso excesivo de fuerza, contra la vida, la salud y los derechos de los niños

La Comisión Nacional de Derechos Humanos en Indonesia presentó este miércoles un informe en el que identifica al gas lacrimógeno lanzado por la policía como el principal desencadenante de la estampida que dejó 135 muertos en un estadio de fútbol el pasado 1 de octubre.

Choirul Anam, miembro de la comisión (Komnas HAM, en sus siglas en indonesio), indicó que los agentes llegaron a hacer 11 disparos de gases en 9 segundos contra las gradas y que los responsables del estadio no respetaron las medidas de seguridad en el estadio Kanjuruhan, donde ocurrió la tragedia, informó el portal Kompas.

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Anam precisó que se cometieron diversas violaciones de derechos, incluidos el uso excesivo de fuerza, contra la vida, la salud y los derechos de los niños.

Una comisión especial formada por el gobierno también culpó el mes pasado al gas lacrimógeno por la estampida, así como el uso de la fuerza por la policía y las puertas cerradas o no abiertas del todo que formaron cuellos de botella.

La tragedia se produjo cuando los hinchas del club Malang, el equipo local en Kanjuruhan, invadieran el campo tras haber perdido contra el Persebaya Surabaya por 2 a 3 en la ciudad de Malang, en la isla de Java.

El día del partido no había aficionados del equipo rival, pero algunos hinchas del Arema reaccionaron con ira y chocaron contra la policía.

La Policía, que ha sido acusada de exceso de fuerza, respondió usando sus porras y lanzando gases lacrimógenos dentro del campo, pese a que su uso en los estadios está prohibido por la FIFA.

Las víctimas mortales por la estampida incluyen a dos policías y a 33 menores de entre 4 y 17 años, al tiempo que se produjeron unos 484 heridos, casi un centenar de gravedad.

Tras el incidente, el jefe de la Policía de Malang fue destituido y nueve agentes fueron suspendidos, al tiempo que otros 19 fueron puestos bajo investigación.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, anunció además que el estadio de Kanjuruhan será demolido y posteriormente reconstruido de acuerdo con las normativas de la FIFA "garantizando la seguridad de los espectadores y jugadores".



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La Comisión Nacional de Derechos Humanos en Indonesia presentó este miércoles un informe en el que identifica al gas lacrimógeno lanzado por la policía como el principal desencadenante de la estampida que dejó 135 muertos en un estadio de fútbol el pasado 1 de octubre.

Choirul Anam, miembro de la comisión (Komnas HAM, en sus siglas en indonesio), indicó que los agentes llegaron a hacer 11 disparos de gases en 9 segundos contra las gradas y que los responsables del estadio no respetaron las medidas de seguridad en el estadio Kanjuruhan, donde ocurrió la tragedia, informó el portal Kompas.

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Anam precisó que se cometieron diversas violaciones de derechos, incluidos el uso excesivo de fuerza, contra la vida, la salud y los derechos de los niños.

Una comisión especial formada por el gobierno también culpó el mes pasado al gas lacrimógeno por la estampida, así como el uso de la fuerza por la policía y las puertas cerradas o no abiertas del todo que formaron cuellos de botella.

La tragedia se produjo cuando los hinchas del club Malang, el equipo local en Kanjuruhan, invadieran el campo tras haber perdido contra el Persebaya Surabaya por 2 a 3 en la ciudad de Malang, en la isla de Java.

El día del partido no había aficionados del equipo rival, pero algunos hinchas del Arema reaccionaron con ira y chocaron contra la policía.

La Policía, que ha sido acusada de exceso de fuerza, respondió usando sus porras y lanzando gases lacrimógenos dentro del campo, pese a que su uso en los estadios está prohibido por la FIFA.

Las víctimas mortales por la estampida incluyen a dos policías y a 33 menores de entre 4 y 17 años, al tiempo que se produjeron unos 484 heridos, casi un centenar de gravedad.

Tras el incidente, el jefe de la Policía de Malang fue destituido y nueve agentes fueron suspendidos, al tiempo que otros 19 fueron puestos bajo investigación.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, anunció además que el estadio de Kanjuruhan será demolido y posteriormente reconstruido de acuerdo con las normativas de la FIFA "garantizando la seguridad de los espectadores y jugadores".



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