Una de las figuras liberales más influyentes de la Iglesia católica, el cardenal alemán Reinhard Marx, ofreció su renuncia como arzobispo de Múnich, asegurando que tiene que compartir la responsabilidad por la "catástrofe" de los abusos sexuales por parte de clérigos durante las últimas décadas.
Su ofrecimiento, que debe ser aceptado aún por el Papa Francisco, se produce en medio de la ira mostrada por los fieles alemanes por los abusos. La semana pasada, el Papa envió a dos obispos extranjeros de alto rango para investigar a la Archidiócesis de Colonia, la más grande de Alemania, por su manejo de casos de abuso.
"Tengo que compartir la responsabilidad por la catástrofe del abuso sexual por parte de funcionarios de la Iglesia durante las últimas décadas", escribió Marx en una carta al Papa, que fue publicada en el sitio web de la archidiócesis. Según indicó, su esperanza es que su partida abra un espacio para un nuevo comienzo.
La crisis por los abusos sexuales cambió su fe, dijo, y le hizo darse cuenta de la necesidad no solo de una reforma administrativa en la Iglesia, sino de "una nueva forma de vivir y proclamar la fe hoy".
Marx es un defensor del "Camino sinodal", un movimiento que tiene como objetivo dar a los católicos laicos más influencia sobre el funcionamiento de la Iglesia y sobre asuntos como la moral sexual, el celibato sacerdotal y la ordenación de mujeres.
El movimiento también dice que los laicos deben tener voz en el nombramiento de obispos, que es competencia del Papa. Los conservadores en Alemania y en otros lugares critican el concepto, argumentando que podría conducir a un cisma.
Marx, de 67 años, se desempeñó como jefe de la Iglesia católica en Alemania, presidente de la conferencia de obispos del país, hasta el año pasado, cuando declinó presentarse para un segundo mandato. Está muy por debajo de los 75 años, edad a la que los obispos deben presentar su dimisión.
En los últimos años se ha vivido un éxodo acelerado, con fieles liberales haciendo cola en Colonia para renunciar a la Iglesia, protestando no sólo por los abusos sino también por las actitudes conservadoras hacia las relaciones entre personas del mismo sexo.