/ domingo 18 de febrero de 2018

Cambiar el nombre del Frente Nacional es una traición

Expulsado del partido en 2015, aunque conserva el título de presidente honorario, Jean-Marie Le Pen está abiertamente enfrentado desde hace años a su hija

PARIS, Francia – “Para romper su vínculo conmigo, [Marine Le Pen] tendría que suicidarse”. Con esa frase lapidaria, el octogenario Jean-Marie Le Pen, criticó ayer los proyectos de su hija de cambiar el nombre del Frente Nacional (FN) de extrema derecha.


“Es mi sangre la que corre por sus venas”, explicó el hombre que fundó el FN en 1972 y lo dirigió durante más de 35 años.


Las declaraciones del viejo patriarca de 89 años corren el riesgo de agravar la crisis que atraviesa el FN desde la humillante derrota que sufrió Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de mayo de 2017. Los comentarios de Jean-Marie Le Pen coincidieron con el lanzamiento oficial de Los Patriotas, movimiento creado por el ex número dos del FN, Florian Philippot.



Expulsado del partido en 2015, aunque conserva el título de presidente honorario, Jean-Marie Le Pen está abiertamente enfrentado desde hace años a su hija. Ahora decidió pasar nuevamente al ataque para oponerse al cambio de nombre del FN, que será debatido por el congreso partidario el 10 y 11 de marzo próximo. Pero, conforme a su costumbre, lo hizo de manera brutal e implacable: “Si tiene tanto interés en cambiar de nombre, lo mejor que puede hacer es casarse”, comentó con ironía.



Para mostrar claramente su hostilidad a ese proyecto, Le Pen apeló a los militantes del partido a “rechazar la reforma de los estatutos” que propone suprimir el cargo de presidente honorario. Una decisión de esa índole lo despojaría de su último cargo institucional. También instó a los militantes a “oponerse al cambio de nombre del Frente Nacional”. Esa idea, que califica de “inaceptable y sospechosa”, es “una traición a la historia del movimiento”, juzgó.


El viejo dirigente aseguró que, para defender sus ideas, el mes próximo asistirá al congreso, que se realizará en la ciudad de Lille (a 220 km al norte París).


Marine “no estaría al frente del FN si yo no lo hubiera dirigido [el partido] y apoyado su candidatura” a mi sucesión como líder en 2010, sostuvo aludiendo a la “deuda política” de su hija y a la ruptura de relaciones entre ambos, consumada hace algunos años.


“Si [Marine] pretende modificar la imagen diabólica que tiene el Frente Nacional, debe juzgarse a sí misma porque es ella quien dirige el partido desde hace siete años”, concluyó.

PARIS, Francia – “Para romper su vínculo conmigo, [Marine Le Pen] tendría que suicidarse”. Con esa frase lapidaria, el octogenario Jean-Marie Le Pen, criticó ayer los proyectos de su hija de cambiar el nombre del Frente Nacional (FN) de extrema derecha.


“Es mi sangre la que corre por sus venas”, explicó el hombre que fundó el FN en 1972 y lo dirigió durante más de 35 años.


Las declaraciones del viejo patriarca de 89 años corren el riesgo de agravar la crisis que atraviesa el FN desde la humillante derrota que sufrió Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de mayo de 2017. Los comentarios de Jean-Marie Le Pen coincidieron con el lanzamiento oficial de Los Patriotas, movimiento creado por el ex número dos del FN, Florian Philippot.



Expulsado del partido en 2015, aunque conserva el título de presidente honorario, Jean-Marie Le Pen está abiertamente enfrentado desde hace años a su hija. Ahora decidió pasar nuevamente al ataque para oponerse al cambio de nombre del FN, que será debatido por el congreso partidario el 10 y 11 de marzo próximo. Pero, conforme a su costumbre, lo hizo de manera brutal e implacable: “Si tiene tanto interés en cambiar de nombre, lo mejor que puede hacer es casarse”, comentó con ironía.



Para mostrar claramente su hostilidad a ese proyecto, Le Pen apeló a los militantes del partido a “rechazar la reforma de los estatutos” que propone suprimir el cargo de presidente honorario. Una decisión de esa índole lo despojaría de su último cargo institucional. También instó a los militantes a “oponerse al cambio de nombre del Frente Nacional”. Esa idea, que califica de “inaceptable y sospechosa”, es “una traición a la historia del movimiento”, juzgó.


El viejo dirigente aseguró que, para defender sus ideas, el mes próximo asistirá al congreso, que se realizará en la ciudad de Lille (a 220 km al norte París).


Marine “no estaría al frente del FN si yo no lo hubiera dirigido [el partido] y apoyado su candidatura” a mi sucesión como líder en 2010, sostuvo aludiendo a la “deuda política” de su hija y a la ruptura de relaciones entre ambos, consumada hace algunos años.


“Si [Marine] pretende modificar la imagen diabólica que tiene el Frente Nacional, debe juzgarse a sí misma porque es ella quien dirige el partido desde hace siete años”, concluyó.

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