Brasil superó ya la peligrosa marca de 3,000 muertes diarias por la pandemia y, en medio de crecientes presiones el presidente Jair Bolsonaro, busca un "pacto institucional" contra el Covid-19 con el Parlamento y la Corte Suprema a través de la creación este miércoles de un comité nacional.
Sin el tono desafiante que lo ha caracterizado en más de un año de pandemia, Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad de la crisis sanitaria, a la que llegó a llamar de "gripecita", pronunció la víspera un discurso más conciliador y convocó para este miércoles a magistrados, ministros, congresistas y gobernadores.
Después de una reunión de más de dos horas con decenas de líderes en el Palacio da Alvorada, la residencia oficial, Bolsonaro, los titulares de la Cámara de Diputados, Senado y del Supremo Tribunal Federal (STF), un representante de los gobernadores y el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, anunciaron la creación del comité.
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CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN
La nueva actitud del gobernante fue puesta en duda por algunos opositores, como el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, un ex aliado y ahora férreo opositor a Bolsonaro, quien ironizó sobre la creación del comité y afirmó a periodistas que por el ejemplo del mandatario de fomentar aglomeraciones sería "un pacto de la muerte".
"Lamentamos que el presidente llame eso pacto nacional", agregó Doria en la sede del Instituto Butantan, que envasa y adelanta la producción local de la vacuna anticovid del laboratorio chino Sinovac.
El gobernador paulista, que no fue convocado para la reunión, criticó también el discurso de Bolsonaro en cadena de radio y televisión promulgado en la noche del martes, al que calificó de "disfraz para engañar el país" y que la acción del mandatario fue "el retrato de un mentiroso".
En el llamado de "armonía" para el combate a la covid-19, que deja en Brasil en poco más de un año 300,000 muertos y 12.2 millones de casos confirmados, Bolsonaro puso ahora a la vida "en primer lugar", desprendiéndose -al menos de momento- de su rezo reiterado de que la economía debería estar en ese sitial de prioridades.
VACUNACIÓN
El jefe de Estado, a pesar de seguir defendiendo el tratamiento precoz, aunque sin citar los medicamentos que siempre abanderó como la cloroquina -sin comprobación científica de su eficacia-, pasó a adoptar un discurso favorable a las vacunas y garantizó que el país tendrá en el segundo semestre las 500 millones de dosis necesarias.
Bolsonaro llegó a cuestionar y referirse despectivamente de las mismas vacunas que ahora el Gobierno terminó comprando por los atrasos para producir localmente la del laboratorio anglo-sueco AstraZeneca y la universidad británica de Oxford, hasta antes su única apuesta para el ambicioso Plan Nacional de Inmunización (PNI).
POLITIZACIÓN
El aparente cambio de actitud de Bolsonaro coincide con la cada vez más fuerte presencia en el escenario político del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se vio beneficiado por una decisión de un magistrado de la Corte Suprema que anuló las condenas de corrupción que tenía y recuperó sus derechos políticos.
La decisión, sin embargo, deberá ser ratificada por el plenario de la máxima corte, pero todo tiende a que Lula se libre del embrollo judicial y participe en la carrera electoral de 2022, como el candidato con más potencial de vencer a Bolsonaro, que a pesar de perder popularidad se mantiene como favorito en la contienda.
Con Lula como potencial candidato y un Bolsonaro haciendo un llamado a la unidad nacional para combatir al coronavirus, en medio del recrudecimiento y la escalada letal de la pandemia, pero pensando en su reelección, Brasil entra en un nuevo ajedrez político que comenzará a diseñarse sobre el tablero a partir de ahora.