Los bolivianos recibieron este lunes los primeros rayos del sol con las palmas en alto para celebrar el Año Nuevo Andino número 5529, en medio de rituales ancestrales llevados a cabo en diversos sitios considerados sagrados para los indígenas y algunas restricciones por la pandemia del Covid-19.
La fiesta del retorno del sol, "Willka Kuti" en aimara o "Inti Raymi" en quechua, se celebró en lugares como el Mirador de Killi Killi, un cerro que ofrece una vista completa de la ciudad de La Paz hasta donde llegaron de madrugada decenas de personas para aguardar la salida del sol.
Sin olvidar ponerse la mascarilla, la gente esperó al "Tata Inti" o Padre Sol con música y bailes autóctonos, además de rituales de agradecimiento a la "Pachamama" o Madre Tierra.
En Killi Killi hubo dos ofrendas, una presentada por la Alcaldía paceña y otra preparada por la "amauta" o sabia espiritual indígena Elena Martínez.
"Estamos acá celebrando y recibiendo los primeros rayos del sol para festejar este Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco número 5529 (...) No hemos hecho un evento muy grande porque estamos viviendo tiempos difíciles en lo que es salud", dijo a los medios el secretario Municipal de Culturas, Rodney Miranda.
El funcionario destacó que "lo importante es recargar las energías, recargar el 'ajayu' (alma)" para trabajar por el municipio y aprovechar para reflexionar, pues el Año Nuevo Andino supone el "cierre de un ciclo agrícola y el inicio de uno nuevo" que se deberá encarar con "emociones limpias".
"Hoy en día pedimos a Dios, a la Pachamama, al Tata Inti y a todos los seres supremos que nos protejan y nos den salud", agregó Miranda.
En el otro lado del cerro, la "amauta" Elena, de origen quechua, preparó una ofrenda con los tradicionales dulces de distintas formas, plantas medicinales, incienso, resinas aromáticas vegetales y lanas de colores que colocó sobre una pira minutos antes de la salida del sol.
"Estamos aquí por el Inti Raymi, el Willka Kuti, recibiendo las energías nuevas, un nuevo mandato que nos tendría que hacer el Tata Inti para ver qué vamos a hacer a partir de hoy en el nuevo ciclo que estamos entrando", además de agradecer por los bienes recibidos, dijo Martínez.
Para la "amauta", el mensaje del Padre Sol en esta ocasión es "continúen con más fuerza, con más confianza, con más salud" tras un año en que todo se paralizó por la pandemia y la gente quedó debilitada.
"Ahora afrontemos a lo que hemos buscado nosotros mismos, como humanos hemos hecho que lleguemos a cubrirnos las bocas y ahora el Tata Inti nos estará diciendo cúrense, pero cúrense con mucha sabiduría", agregó.
Actos oficiales
Una comitiva del Gobierno boliviano encabezada por el presidente del país, Luis Arce, y el vicepresidente David Choquehuanca llegó hasta la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco, el centro tradicional de las celebraciones por el Año Nuevo Andino situado a casi 80 kilómetros de La Paz.
"Venimos con mucha humildad, con mucho respeto a nuestros 'achachilas' (deidades andinas), con mucho respeto para pedirles este Año Nuevo Andino Amazónico mucha salud para el pueblo boliviano", dijo Arce.
El mandatario sostuvo que "como nunca" se requieren estas fuerzas y por eso las autoridades acudieron a Tiahuanaco "con mucha fe" a pedir a las deidades "salud" y que la economía boliviana "avance".
La celebración, que también supone el cambio del ciclo agrícola para la siembra en el campo, coincide con el solsticio de invierno austral, cuando en el Hemisferio Sur tienen lugar el día más corto y la noche más larga.
El nombre de la fiesta ha evolucionado con criterios de inclusión, ya que comenzó a celebrarse hace pocas décadas en Tiahuanaco como Año Nuevo Aimara, luego se llamó Año Nuevo Aimara-Quechua y después Año Nuevo Andino.
En 2009, el Gobierno de Evo Morales bautizó la celebración como Año Nuevo Andino Amazónico y decretó que cada 21 de junio sea festivo nacional, y en 2017 el nombre incluyó a la zona del Chaco.
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