Sergio Godínez mira por momentos la mítica costera Miguel Alemán, no puede evitar extrañarse cada vez que lo hace, por otro lado voltea hacia su negocio, un negocio local de vida nocturna, donde decenas de acapulqueños acudían cada día para buscar un momento de desestres, pero que hoy, después de Otis, ambos sitios lucen afectados, con carencias y la falta de luz.
Han pasado 20 días que el fenómeno meteorológico pegó en el puerto de Acapulco, cuando la vida se frenó de golpe y los ánimos se fueron a los suelos.
Lea también: Prosigue recolección de basura en la ciudad
Sin embargo, el empresario acapulqueño reaperturó con el apoyo de sus colaboradores el negocio local, una idea familiar que comparte con sus hijos desde septiembre de 2019, iniciándolo en la avenida Escénica.
Sergio al igual que muchos amantes de este destino de playa tiene el ánimo de salir adelante, y reactivar la economía del puerto, así como ayudar a sus trabajadores para que no se vayan a otras ciudades en busca de otros empleos, porque difícilmente volverán.
“Entendemos la magnitud del problema pero también entendemos que debemos poner nuestro granito de arena en darle ánimo a la gente primero en defender las 80 familias de Anthea, y lo poco que podemos hacer es que no se pierdan esos empleos. A ponernos de pie ya tenemos 20 días, ya lloramos, ya nos quejamos ahora a darle pues”.
Con el gran ánimo que lo caracteriza confía en que la joya del Pacífico saldrá adelante ya que se superaron tres años de pandemia de Covid-19, los huracanes Paulina, Manuel e Ingrid, temblores y terremotos, “no podemos quedarnos estáticos”, opinó.
Anthea es una discoteque que actualmente tiene dos sucursales, en la avenida Costera Miguel Alemán, no obstante, la idea de ese lugar de desestres nació en Sergio, un día que miraba la bahía de Santa Lucía, desde la avenida Escénica.
“Fíjate que un día tuve la oportunidad de conocer el local que estaba en la escénica, me senté en un sillón y me quedé admirando la belleza de Acapulco y meditando me vino la idea de de abrir una terraza como en los años ochentas que pudiera vender la vista y el servicio que en ese tiempo se daba”.
Por ser el puerto emblemático que dio a conocer a México en el mundo el empresario cree en Acapulco, por tanto nunca se irá de el, porque le debe mucho.
Él llamó a los empresarios a que no dejen perder los empleos y que las familias se vayan de Acapulco, “yo invito a los propietarios empresarios, chiquitos, medianos y grandes que en lugar de contratar mano de obra de fuera en lo que corresponde a limpieza lo hagamos con nuestros propios empleados que mucho necesitan del trabajo”.