Tras la devastación causada por el huracán Otis en la colonia Carabalí de Acapulco, la falta de agua potable persiste, obligando a los residentes a tomar medidas extremas para satisfacer sus necesidades básicas.
Desesperados por la escasez, acuden a los canales pluviales donde hay agua de dudosa procedencia. En este entorno, realizan actividades cotidianas como bañarse y lavar su ropa.
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Incluso ofrecen servicios de lavandería a sus vecinos para ganar algunos pesos y llevar alimento a sus hogares. La ausencia de apoyo del gobierno federal agrava la difícil situación de estas familias, quienes luchan por sobrevivir sin los recursos necesarios.
Además de los desafíos económicos, el uso de agua pluvial para actividades diarias presenta riesgos significativos para la salud. Los residentes, se ven obligados a enfrentar complicaciones sanitarias mientras luchan por mantener un nivel básico de higiene en medio de esta crisis.