Al ser uno de los pocos que logra sobreponerse a los síntomas del virus que tuvo su origen en Wuhan, provincia de Hubei, China, Luis Adrián Ireta Solís agradece que se le haya dado una segunda oportunidad, que no tuvieron tres de sus familiares que no lograron vencer al Covid-19 y perdieron la batalla.
Aún con las secuelas en su semblante por el difícil momento que enfrentó, aseguró que le dejó una gran enseñanza, porque aprendió a valorar la vida, pero también que es su deber transmitir su experiencia a las personas que todavía no creen en la enfermedad y que tomen conciencia de que nadie está a salvo de contagiarse de este virus.
Describe que, es triste que, a pesar de no salir de la fase más crítica de la pandemia, en Guerrero algunos ciudadanos insisten en adoptar conductas que promueven la anarquía y fingen no conocer las medidas de prevención para evitar la propagación del virus, sin tomar en cuenta el impacto que su conducta está ocasionando a las instituciones de salud.
Admitió que también fue un escéptico y caro le costó, afortunadamente venció al patógeno, lo que no lograron tres de sus seres queridos, que se infectaron sin saberlo y cuando se atendieron con el médico, ya no pudieron salir de la fase crítica y fallecieron por Covid-19.
Hoy está convencido que puede hacer algo para alertar a la gente y con este propósito viajó de Chilpancingo al puerto de Acapulco, con el ánimo renovado y con la misión, de no sólo informar del riesgo que corren quienes salen a las calles sin la más mínima protección, que son las principales causas de que cada día aumenten de manera exponencial los casos positivos del Coronavirus, sino de ser también solidario.
Acompañado de dos personas, llegó a la costera Miguel Alemán, a unos metros de la glorieta de La Diana, punto de encuentro con un grupo de taxistas de la ruta Colosio-Centro y con concesionarios de las calandrias motorizadas, a quienes les prometió apoyarlos en estos momentos de crisis económica.
Ireta Solís, explicó que con la ayuda de familiares y amistades, adquirió artículos de primera necesidad, con estos armó algunas despensas para entregárselas a este sector que fue golpeado en sus ingresos por la ausencia de turistas en estos cuatro meses de confinamiento.
Refirió que el contacto con los choferes de taxis colectivos amarillos y los calandrieros, fue en su carácter de secretario general de la organización Sistematizando el Progreso, quienes le pidieron su ayuda y aunque no dispone de presupuesto ni cargo dentro de las instituciones de gobierno, logró llevarles apoyos alimentarios.
Antes de entregar las despensas, contó que tuvo los síntomas de la pandemia y nunca se imaginó que fuera por el virus, pero el atenderse de inmediato hizo la diferencia entre la vida y la muerte, acató las indicaciones de los médicos y superó la enfermedad.
Por eso, pidió a los taxistas y calandrieros que se cuiden, que cumplan con las medidas de prevención, que usen el cubrebocas, conserven la sana distancia y cumplan con las medidas de higiene.