Un altar con productos originarios y mucha tradición

La familia Hernández Meneses coloca sus ofrendas en un altar al estilo Chilapa, con todos sus elementos adquiridos en las comunidades

Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

  · lunes 1 de noviembre de 2021

En el altar chilapeño no podía faltar el mole rojo de pollo y mole verde de pescado hecho con róbalo, además de pozole, tamales de ejote con flor de calabaza. / Foto: Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

Desde hace más de 51 años, la familia Hernández Meneses elabora el altar a su larga lista de fieles difuntos tanto angelitos y adultos, pero le pone su sello tradicional, todo de Chilapa.

Socorro Hernández Meneses ha heredado está responsabilidad que le dejó su mamá, doña Refugio Meneses Jimón, al morir hace 20 años, quien fue cofundadora de la colonia Hogar Moderno y cocinera tradicional del pintor Diego Rivera.

Un altar con estilo Chilapa, donde Socorro trae sus productos desde el mercado chilapeño y compra a campesinos que siembran, preparan y elaboran todo con estilo tradicional.

Al comprar en las comunidades, Socorro además de traer todo fresco, ella se ahorra entre 300 pesos o más y ayuda a productores locales.

Socorro dice que este año gastó al menos mil 500 pesos para elaborar su altar y en Chilapa, donde viajó con tres días de anticipación, compró la flor de cempasúchil y terciopelo, donde un manojo grande le costó 10 pesos y aquí en Acapulco lo encuentra en 25 hasta 50 pesos. Una cadena aquí a precio de revendedor hasta 70 y 80 pesos, pero en Chilapa a sólo 15 pesos.

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En el altar al estilo Chilapa, como lo marca la tradición en la región de la Montaña baja, Socorro ofrenda a sus angelitos y adultos, el 1 y 2 de Noviembre respectivamente; las cazuelas con mole rojo de pollo y mole verde de pescado hecho con róbalo, además de pozole, tamales de ejote con flor de calabaza.

Además de tazas de chocolate caliente, atole blanco con calabaza, café, jarritos de mezcal, la tradicional cerveza, atole de avena, arroz de leche y canastos de frutas como la mandarina, jícama, chayote y pan de muerte de diferentes figuras.

Socorro comentó que la gran mayoría de los productos con los que preparará sus alimentos los trajo de Chilapa y comentó que una calabaza la compró en 15 pesos el kilo y en Acapulco tiene un costo de 90 hasta en 130 pesos.

Los fieles difuntos de la familia Hernández Meneses son bien atendidos y se les consiente en todos sus antojos. / Foto: Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

Explicó que para recibir a sus fieles difuntos, el altar lo elaboran el 31 de Octubre para recibir el 1 de Noviembre a los angelitos y se les pone de desayunar a las 8:00 de la mañana y se le prende los sirios.

A las 13:00 horas se le pone su comida y a las 19:00 horas la cena.

“Para desayunar a los muertos pequeños se les pone jarrito de chocolate, pan de Chilapa y en la comida se les pone el mole de pollo y de pescado y en la noche se les pone atole avena además, arroz de leche y calabaza”, manifestó con entusiasmo.

Los fieles difuntos de la familia Hernández Meneses son bien atendidos y se les consiente en todos sus antojos, pues los días 1 y 2 se les da de desayunar, comer y cenar.

Además tanto el 1 y 2, se les hace un rosario alrededor de las ocho de la noche y se lee la larga lista de aquellos que se han adelantado, que incluye por supuesto a los familiares, vecinos y amigos de la familia, lista que aumentó por la gente que se llevó el Covid-19.

Dijo que al final de rezar el Rosario, “los vivos se comen la comida de los muertos”.

En el altar se le pone copal y ocote para que tenga olor y son elementos que se ponen como símbolo de que son sus espíritus que han llegado a este tradicional convivio anual; además de una guía de flor en la entrada de la casa y un caminito de hojas de flor de cempasúchil.

En la ofrenda se colocan fotos de los seres queridos y no puede faltar la de doña Refugio Meneses Jimón, oriunda del barrio de San José, del municipio de Chilapa, quien sembró en su decena de hijos la tradición de poner el altar pero con el sello de Chilapa.

La señora Refugio Meneses fue cocinera en casa de doña Emi Ford, donde algún tiempo el muralista Diego Rivera comió del pozole chilapeño y de las gorditas de manteca que ella preparaba.

La buena mano de la cocina tradicional de Chilapa conquistó el paladar de Diego Rivera y después su visita, cada vez que venía Acapulco a su Casa de los Vientos, su lugar para desayunar o comer era en la casita de Doña Refugio, esto allá por el año de 1956, contó Socorro.

Así de viva la tradición en esta casa en la que orgullosamente llevan a Chilapa en la sangre, y donde precisamente el Día de los Muertos que es hoy, ¡una conmemoración que se resiste a morir…!