La devastación que provocó el huracán Otis al puerto de Acapulco, se enraiza, debido a que no se dispondra de un centavo más para la reconstrucción de la ciudad, en virtud que se dejó fuera del debate etiquetar recursos para atender la emergencia dentro del presupuesto de egresos de 2024.
Al cumplir este martes 21 días de golpear a la ciudad la letal fuerza de este fenómeno meteorológico categoría 5 en la escala Saffir Simpson, no avanza el plan de reconstrucción de Acapulco y se teme que sea hasta el próximo año cuando se logre cambiar el paisaje, así como reactivar el turismo.
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Si bien es cierto, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, sigue coordinando los trabajos de ayuda a los afectados por el huracán y ha brindado su total respaldo a la presidenta municipal, Abelina López Rodríguez, la deficiencia en la recolección de la basura es visible e impide la celeridad en la limpieza de este destino de playa, porque tampoco se ha normalizado el abasto de agua potable.
Los escombros que dejaron edificios, hoteles, viviendas, restaurantes y árboles que fueron despegados de raíz, es la postal de esta metrópoli, que ahora luce cerros pelones y largas filas de personas en pos de las despensas.
La preocupación que existe en estos momentos entre la población que sufrieron daños, es que por si fuera poco, el gobierno federal publicó el fin de la declaratoria de emergencia para Acapulco, esto significa que los estados, en este caso Guerrero, no podrán acceder a los recursos de atención a desastres naturales, entre otros apoyos.
En otras palabras, la Comisión Nacional de Protección Civil no podrá solicitar más insumos ni servicios a las dependencias federales, de acuerdo al artículo 59 de la Ley General de Protección Civil, por lo que seguirá siendo lento el proceso de reconstrucción, lo que incrementa el riesgo de un brote de enfermedades derivadas de la contaminación.
Como si esto no fuera poco, todavía no se restablece el servicio de energía eléctrica en varias colonias del puerto, incluida una amplia zona de Caleta y el Fraccionamiento Las Playas, así como algunas colonias de la parte alta y del anfiteatro, como tampoco la telefonía e Internet.
En un recorrido realizado por la costera Miguel Alemán, su principal paisaje son las toneladas de basura que adornan tramos importantes de esta importante vía de comunicación, así como los fétidos olores que desprende por el fuerte calor y las nubes de polvo que se levantan al paso de los vehículos.
Todo esto es un caldo de cultivo que aviva la amenaza de una emergencia sanitaria, porque según denuncias ciudadanas ya hay casos de dengue y Chikungunya, así como de conjuntivitis, aunque las autoridades sanitarias han minimizado estos brotes que ponen en riesgo la salud de los acapulqueños.
Otra amenaza son el brote de enfermedades derivadas por consumir agua contaminada, pues familias enteras acuden a manantiales para abastecerse del vital líquido, sin ninguna garantía de que sea pura y apta para el uso doméstico, por lo que padecimientos gastrointestinales están al acecho y podrían afectar principalmente a los niños.