El hermetismo con el que se ha manejado el cierre de las gaseras en Acapulco, ha comenzado a generar incertidumbre entre alrededor de 600 empleados de los negocios que expenden el mencionado combustible en la mayoría de las colonias de Acapulco.
Desde el pasado jueves, la dirección de Protección Civil en el municipio inició con la clausura de los negocios que no cumplen con las especificaciones necesarias para funcionar sin poner en riesgo a la población, por lo que la totalidad de establecimientos cerró sus puertas concentrando a sus trabajadores al interior de las mismas.
De acuerdo con algunos repartidores, los patrones no han fijado fecha para reanudar actividades, tan solo se han limitado a informarles que el cierre continuará hasta que les sea notificado, por lo que desconocen si será definitivo y con ello dejen de percibir el sueldo con el que mantienen a los integrantes de sus familias.
“Nada más nos dicen que no tenemos que abrir porque no quieren ser multados, pero pues no creo que nos sigan pagándonos si no generamos ganancias, ojalá que no nos corran”, mencionó Eduardo, un joven repartidor.
Cada estación de gas licuado de petróleo (LP), mantiene de dos hasta cuatro empleados entre despachadores, repartidores y personal administrativo, dependiendo de la magnitud del negocio, además de que muchas contaban con personal de seguridad.
Hasta el momento, los empresarios del ramo se han negado a dar declaraciones al respecto, mientras que Protección Civil en coordinación con cuerpos de seguridad continúan realizando las clausuras, por lo que se desconoce hasta cuando se extenderá el conflicto.