Kenia y Ángel, son dos niños acapulqueños que se ganan la vida en los semáforos de la avenida costera Miguel Alemán, quienes tienen la ilusión de que el próximo 6 de enero los Reyes Magos visiten el lugar donde duermen para que les dejen un carrito y una muñeca, con los cuales puedan pasar momentos de felicidad mientras juegan en las aceras.
Cada 6 de enero en México, es celebrado el Día de los Reyes Magos, fecha, de acuerdo a la iglesia católica, en la que se conmemora a los reyes del oriente que fueron guiados por una estrella brillante para ver al Niño Jesús nacido en un pesebre para obsequiarle oro, mirra e incienso y con el paso de los años la cultura popular adoptó la fecha para dar obsequios a los pequeños de los hogares que se portaron bien durante todo el año.
Este gran día despierta la ilusión de recibir un juguete en todos los niños, incluso en quienes sus padres no tienen las posibilidades de adquirir un costoso regalo; es el caso de Kenia, una niña de apenas seis años de edad y su hermano Ángel que tan solo cuenta con cinco años, quienes ganándose unos pesos cada vez que se pone una luz roja en los semáforos, sueñan con recibir de los reyes magos un juguete con el cual puedan dormir abrazados en la habitación rentada donde habitan.
Aunque un poco sucios, su mirada tierna que no ha perdido la esencia alegre de un niño de su edad, puede ser encontrada en distintas horas del día haciendo piruetas, limpiando parabrisas o simplemente recostados sobre el camellón de la principal arteria turística, justo donde ésta es interceptada por la Vía Rápida.
-Si pudieras pedirles un juguete a los reyes magos, ¿Qué sería?
“Una muñeca, me gusta jugar a peinarlas y ponerle ropita”, dijo la pequeña mientras descansaba de dar vueltas de carro totalmente descalza en el pavimento caliente y de recolectar unos pesos entre los automovilistas que se compadecen de su necesidad.
“Para mí no existe el Día de Reyes, pero para mis hijos sí, aunque sea usado, pero yo busco darles un regalo”, aseguró su madre, Mónica Claudio García, quien asegura que los dos pequeños van a la escuela con regularidad, Kenia a la primaria y Ángel al jardín de niños.
Con la mirada ida, como si estuviera bajo la influencia de algún estupefaciente, la mujer de escasos 22 años, reveló haber dado a luz a su primera hija cuando tan solo tenía una niña que hoy en día tiene ocho años, la cual le fue arrebatada de su lado por su padre, quien le pretende quitar la custodia por considerar que la calle no es lugar para criar a un trío de niños.
La joven mujer, quien se dedica a limpiar parabrisas desde hace muchos años, aseveró ser responsable en el cuidado de los niños, debido a que alimento, techo y estudio no les falta y, a pesar de vivir al día con los ingresos que obtienen bajo los incandescentes rayos solares, tiene la esperanza de que los menores salgan adelante.
Ángel, el menor de sus hijos, es tan pequeño que pareciera desconocer el significado de cualquier festividad, aunque al preguntarle por algún juguete de su preferencia, optó por pedir un carrito con el cual, al jugarlo, pudiera imaginar que es un conductor de carreras que viaja a alta velocidad.
Estos infantes forman parte de la sociedad que ha sido olvidada por los tres niveles de gobierno, debido a que no cuentan con apoyos como becas, servicios de salud o algún programa que les ayude a salir de la calle en donde diariamente trabajan para poder sobrevivir.
La pequeña familia se aventura día con día esperando que un carro no los arrolle dejándolos en mal estado sobre el pavimento y que los ingresos sean suficientes para comprar tortillas, sal y frijoles para seguir comiendo, sin esperar nada de los demás, aunque aceptando donativos que los automovilistas les ofrecen y conservando la esperanza de pasar un feliz día de reyes.