Trabajar en pandemia para ganarse el sustento familiar que permita llevar el pan y la sal a la mesa no ha sido fácil para los integrantes del mariachi “Al son de Acapulco”, uno de los diez que quedan en el puerto a casi un año de la llegada del coronavirus, debido a que más de 100 de sus compañeros, de los 200 que había y que formaban otros grupos, tuvieron que emigrar a otras entidades.
Los primeros tres meses de la presencia del virus en la ciudad y las medidas restrictivas determinadas por las autoridades sanitarias, suspendieron la mayoría de los eventos donde se rentaban para animar cumpleaños, festejos de diversa índole o incluso, dar despedidas en funerales.
Sin embargo, fueron los sepelios los que a partir del mes de julio comenzó a darles empleo y aun con miedo, tuvieron que emplearse, aplicando las medidas sanitarias correspondientes, para poder trabajar y alimentar a sus familias.
En Acapulco, varios de los músicos que forman parte de mariachis murieron, otros se contagiaron, pero con el apoyo de sus mismos compañeros lograron salir adelante y hoy pueden contar que sobrevivieron al Covid-19.
José Juan Palomar Hernández, fundador del mariachi “Al Son De Acapulco”, lamentó que las autoridades de los tres niveles de gobierno los hayan olvidado en lo que va de la pandemia y solo apoyaran a las organizaciones sindicales. Solo algunas despensas recibieron del DIF porteño y de otros sectores.
El olvido gubernamental, los obligó el año que culminó, no solo a vender sus propiedades para poder subsistir, sino que también los orilló a salir de Acapulco en busca de una mejor opción de trabajo.
“En mi caso, tuve que vender mi camioneta para poder pagar deudas que se tenían, pues hubo un tiempo en que únicamente captábamos un 30 por ciento de ganancias y otros se vieron obligados a emigrar a otros estados como Jalisco y Tijuana debido a la escasa demanda que se tuvo durante el 2020”, explicó.
En el marco del festejo del día del mariachi, Palomar Hernández quien tiene tres hermanos que se dedican a la música, dijo que los seis elementos que integran su agrupación han pasado por momentos difíciles porque tres de sus compañeros se fueron por la gravedad que vieron en el aumento de casos y defunciones.
“Prefirieron alejarse y aislarse. Nomás quedo yo en Acapulco. Los grupos nos andamos prestando elementos. Antes de la pandemia 200, hoy quedan unos 70, a parte de los diez que fallecieron. No vimos apoyos del gobierno para ellos. Tocamos puertas y el gobierno en sus tres niveles no nos han ayudado”, lamentó.
Explicó que luego de tres meses aciagos, los mariachis comenzaron a ser contratados y que, aun con miedo, pero con medidas sanitarias, han acudido a sepelios de personas que no han muerto por coronavirus y en otros casos, los han rentado para tocar en nueve días de quienes sí perdieron la batalla ante el virus.
“Después de tres meses empezamos ir a funerales, y aunque fuera de muerte natural la gente no quería ir, solo trabajábamos cinco. Tres cayeron enfermos y la salvaron, la libraron los compañeros”, explicó.
La emergencia sanitaria, describió, los obligó a adoptar las nuevas herramientas tecnológicas y propusieron dar serenatas virtuales, pero no les funcionó debido a que la gente prefiere que estén presentes afuera del balcón o en la cochera e incluso en la calle.
Describió que las pérdidas que han registrado son incalculables, pero en porcentaje las consideró en un 70 por ciento y está situación agravó sus deudas con tiendas departamentales donde “como buen mexicano nos endrogamos” y “hoy ya estamos en buró de crédito”.
“En una de las tiendas hablé con el gerente y le pedí que nos aumentarán el interés, que queríamos pagar, pero no había dinero y hoy de 20 mil pesos ya debo 60 mil, más pagos de luz, el agua, teléfono, gastos del hogar, no hay un pago que no te dejen pasar. Ganando el 30 para pagar todas estas deudas, no te alcanza”, explicó.
Contó que previo al 10 de mayo, un compañero vino de la Ciudad de México y convivió con ellos, pero esa fecha él no quiso tomar alcohol y se alejó, para después irse a su casa. Con el paso de los días se enfermaron todos los que estaban ahí de Covid-19.
“Ese día no bebí, me escabullí a 20 metros y agarré y que me voy. A los tres días todos se enfermaron. Dos personas de las contagiadas murieron, una que tocaba la vihuela y otro la guitarra”, dijo.
Actualmente, los mariachis se han recuperado en sus tocadas, del 30 por ciento que tenían el año pasado, hoy ya son contratados en un 55 por ciento, aunque ante el escaso trabajo, se han visto obligados a bajar sus costos porque la misma población así lo solicita. “De 2,500 que cobramos nos están dando 2000, porque la gente dice que no hay ingresos”, dijo.
A su modo de ver, advierte que el virus llegó para quedarse por lo que estima que la gente debe aprender a vivir con este padecimiento, comer bien, hacer ejercicio y reforzar las defensas para no contagiarse.
¿Antes de la pandemia qué canción era la que más pedían?
-El mariachi loco, el son de la negra y serenata huasteca.
¿Cuál es la que le piden hoy en los sepelios?
-Te vas ángel mío, amor eterno, cruz de olvido, la barca de oro, mi linda cruz, entre otras.