En Acapulco más de 40 camiones convertidos en restaurantes móviles que invaden calles y banquetas de la vía pública, operan en una total impunidad al no tener un permiso expedido por parte de las autoridades de gobierno para realizar la actividad comercial.
Desde tortas, tacos, gorditas, aguas, refrescos y hasta cafés, se venden en estas unidades que operan en algunos casos las 24 horas del día en distintas calles y avenidas de la ciudad como la propia costera Miguel Alemán donde arriban miles de turistas cada fin de semana, el bulevar de Las Naciones, ubicado en la zona turística más exclusiva de este destino de playa.
Así como en las calles del llamado Fraccionamiento Costa Azul, en pleno centro de la ciudad, además de algunas calles de colonias como Ciudad Renacimiento, Zapata la carretera México-Acapulco, y unidades habitacionales como la Luis Donaldo Colosio, Costa Dorada y en Caleta, donde también se ubican estas unidades con venta de alimentos.
El director de Vía Pública, Raúl Ceballos Carbajal, afirmó que esta administración de gobierno no ha entregado ningún permiso para que estas unidades móviles en su mayoría de modelos antiguos que son remodelados como restaurantes o puestos de tacos que invaden las calles y banquetas del puerto, por lo que operan en total clandestinidad.
“Es un problema que se ha generado desde hace varios años, no tienen permisos, pero se ha complicado el retirarlos de la vía pública, porque muchos están apadrinados hasta por algunos regidores del cabildo y otros han recurrido a los amparos federales para poder establecerse en las calles para vender todo tipo de alimentos”, expresó.
Señaló que son más de 40 los camiones y camionetas que son utilizadas para el comercio de alimentos, todos están debidamente ubicados, así como las calles en las que se encuentran invadiendo.
Ceballos Carbajal, indicó que algunos de estos camiones, conocidos también como los “Food Trucks”, han sido retirados, pero debido a que cuentan con padrinos o en su caso con un amparo, regresan los regresan a las calles sus propietarios y se convierte en un cuento de nunca acabar para las autoridades.