A pesar de la oposición de autoridades del gobierno municipal, por ser un acto violatorio de la ley y los lineamientos del municipio, feligreses e integrantes de la iglesia católica sepultaron el cuerpo del presbítero Serafín Arzate Silva en el interior de la parroquia de San Cristóbal, ubicada en la colonia Progreso.
La mañana de este miércoles, el titular de la dirección de Panteones y Velatorios, Ignacio Pérez Parra, se apersonó en el lugar para impedir que se llevara a cabo el entierro programado a las 12:00 horas del mismo día, argumentando que eso viola el artículo 115 de la constitución, ocasionando inconformidad de los católicos y seguidores del sacerdote que por 38 años estuvo a cargo del mencionado templo.
"La ley es muy clara, no se pueden enterrar personas dentro de una iglesia, comprendemos que el padre era muy querido, pero no podemos permitir esto porque violaríamos los estatutos y yo como director podría ser sancionado, después al ratito todos querrán ser enterrados aquí", dijo en entrevista.
Momentos de tensión fueron ocasionados por una mujer que no se identificó, pero sacó al personal del Ayuntamiento de la "casa de Dios" y con gran enojo aseguró que la ley no le podía impedir llevar a cabo la inhumación, a su vez, llamaba con desesperación en constantes ocasiones a presuntas autoridades de la iglesia para que dieran fin a la negativa del Ayuntamiento.
Media hora después, el párroco Adolfo Silva Pita se apersonó en el área, asegurando que el arzobispo Leopoldo González González, había realizado la petición por escrito a la alcaldesa Adela Román y asegurando que acatarían la indicación del municipio, por lo que buscarían opciones de algún panteón; posteriormente se informó que aceptaron llevar el cuerpo al panteón de Las Cruces.
Sin embargo, minutos después de las 14:00 horas, más de 30 personas que seguían al párroco Arzate Silva, protestaron en contra de lo señalado por la autoridad municipal, logrando que se inhumara el cuerpo en la tumba que ya estaba preparada con mucho tiempo de anticipación, debido a que esa era la voluntad del religioso.
Cabe mencionar que la iglesia católica en Acapulco ha sepultado a por lo menos seis sacerdotes en el interior de iglesias, entre ellos a monseñor Rafael Bello Ruiz, primer arzobispo de Acapulco, quien falleció a sus 81 años de edad después de diagnosticársele varias enfermedades, restos que se encuentran en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, en el Zócalo de Acapulco.
Otros padres sepultados de esta manera fueron Miguel Domínguez en el poblado de la Sabana, Silvino Moreno Rendón en Alta Progreso, Tomás López en el kilómetro 30, por mencionar algunos, inhumaciones de las cuales, fuentes de la Arquidiócesis califican como una “costumbre milenaria” que también aplica cuando fallecen laicos ilustres.