El malecón ha sido un punto muy importante para la ciudad, el cual se construyó para recibir a los galeones que surcaban la ruta de Acapulco a la colonia Filipinas, pero en el siglo pasado, ante el auge de los turistas, los niños llegaban y se lanzaban para “pescar” algunas monedas.
Este singular espectáculo tuvo su época de esplendor y como en todo, se fue perdiendo este atractivo al bajar la afluencia de visitantes, pero fue más el impacto a raíz de que se perdió el turismo extranjero, principalmente el estadounidense.
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Sin embargo, queda en la memoria de algunos sobrevivientes, esta singular forma de ganarse algunas monedas en el malecón, donde su bajo nivel permitía a los pequeños poder distinguir "el suelto" que lanzaban.
Nadie sabe con certeza quién o quiénes fueron los que iniciaron esta práctica, pero coinciden que desde los años 60’s, llegaban los yates con turistas y los niños con vistosos clavados se lanzaban al mar para bucear a pulmón.
Según cuentan los mayores, cierta ocasión unos turistas que venían llegando después de recorrer la bahía y se acercaban al malecón, unos niños se lanzaron y al verlos bajo el agua, a alguien le pareció justo premiarlos con una moneda.
Fue entonces que la lanzó y los pequeños se zambulleron para sacar del fondo el dinero, por lo que el paseante tomó otras monedas y las aventó, observando desde la cubierta como llegaban al fondo y las recogían.
A partir de ese entonces, otros turistas hicieron lo mismo y fue cuando un grupo de menores de edad, se organizaron y esperaban a los turistas que paseaban por el malecón para pedirles que lanzaran "la morralla".
Otros en cambio, les pedían a los turistas que hacían recorridos en los yates, que echaran un peso, que por cierto, era la moneda que brillaba más, por lo tanto la encontraban con mayor facilidad, espectáculo que se fue haciendo costumbre.
Actualmente ya no se práctica esta bonita actividad, pero muchos hombres de bien, profesionistas, inclusive, recuerdan con cariño cuando “pescaban” monedas en el malecón de Acapulco.
Ahora son personas adultas los que piden se les aviente una moneda y llegan a juntar hasta 50 o 60 pesos, y los días que hay mucho turismo juntan hasta 200 pesos, pero ya no hay niños como antes ocurría, pues se perdió la inocencia de esta noble actividad.
Un problema que representa está practica actualmente, es la contaminación por las descargas de aguas negras, el combustible que derraman las embarcaciones que anclan y la basura que arrastra la corriente pluvial a este embarcadero.
Aunque se perdió este atractivo y ahora son algunas personas mayores las que practican bucear por una moneda, por necesidad o por falta de oportunidades de empleo, así que si va al malecón aviente le una moneda al mar, se lo van a agradecer.