Reviven historia de la reina y la princesa de las banquetas

Anarquía comercial solapada y tolerada por autoridades

Celso Castro | El Sol de Acapulco

  · martes 19 de abril de 2022

Puestos de vendedores en Sinfonía del Mar. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Auspiciados por quienes prometieron ser diferentes, surge un reacomodo urbano mediante el cual se pretende el rescate de los títulos nobiliarios de la reina y la princesa, para otorgarlos a quienes tienen el control del comercio informal, tal y como ocurría en el pasado distante con Dalia Serna de Abarca y Magda Adame Téllez.

En efecto, este escenario de anarquía por el aumento exponencial del ambulantaje que se padece en calles y avenidas del puerto de Acapulco, en este gobierno de la Cuarta Transformación, es el mismo que floreció en los tiempos en el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tenía la hegemonía en el municipio.

En esa época, Dalia Serna de Abarca y Magda Adame Téllez, tenían el control absoluto del primer cuadro de la ciudad, donde se colocaron puestos informales y se invadieron banquetas y espacios públicos, con todo tipo de mercancía, ante la total complacencia de los gobiernos en turno.

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Las lideresas, quienes tenían una confrontación abierta por la disputa de las calles y avenidas, quienes llegaron, incluso, a batallas campales, se ganaron a pulso los sobrenombres de la reina y la princesa. Dalia Serna de Abarca, fue quien ostento la corona y Adame Téllez, se le concedió el título de princesa.

Es lo mismo que está a punto de ocurrir, con el total respaldo de algunos regidores de la fracción de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), según denunció el director de Vía Pública del municipio, Raúl Ceballos Carbajal, quien literalmente admitió que lo tienen “atado de manos”.

Esto justifica, porque en la actualidad los ambulantes inundan la costera Miguel Alemán y las playas más importantes de la bahía, principalmente por indígenas, quienes lo mismo venden fruta, botanas, sombreros, ropa de playa, artesanías, hamacas, sandalias y hasta cubre bocas.

Otro factor que incrementó el comercio informal fue el grave problema de desempleo que generó la pandemia del Covid-19, pues al cerrarse los negocios, hubo despidos masivos, por lo que el grueso de los desempleados vio como una oportunidad el embulantaje, que florece con ayuda de la 4T.

El comercio informal invade las calles porteñas. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco