Ante la indiferencia de la gente y sumergido en la más profunda oscuridad, invidente reta a la suerte para vender chicles y ganarse la vida recorriendo la costera Miguel Alemán.
Ese es el día a día de Moisés Reyna Gallardo, quien al nacer privado del sentido de la vista, se vale del tacto y del oído, para poder salir a la calle y llevar el sustento familiar.
Relata que tiene 50 años de edad y su domicilio está ubicado en la colonia Cinco de Mayo, desde donde toma el Acabús, para trasladarse al centro.
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Es al llegar hasta la costera, en donde guiándose con un bastón, reta a la suerte, porque tiene que caminar sorteando todo tipo de obstáculos, sin ayuda.
Ya he sufrido accidentes, me han atropellado, en una ocasión caí en una alcantarilla de 4 metros de profundidad, gracias a Dios lo estoy contando, dice.
Moisés Reyna comenta que siempre anda solo y pocas veces alguien se le acerca para ayudarlo a llegar a la playa, para venderles a los turistas.
Sobre sus ganancias, refiere que cuando es temporada llega a vender hasta dos cajas de chicles, pero un día normal solo saca para comer.
Es así, que, pese a su discapacidad, camina por la banqueta, cuidando no ser arrollado por un vehículo o caer en alguna alcantarilla abierta, en una ciudad en donde lo invisibilizan y pocos se percatan de su existencia.