Festejar a los fieles difuntos este primero y dos de noviembre se ha convertido en un lujo que no todos pueden darse, menos quienes tienen más de dos familiares fallecidos a los que les deben prender sus veladoras y colocarlas, para guiarlos en el camino desde el más allá, no sólo en sus casas sino también en sus tumbas junto con adornos florales.
Hay quienes con mucho esfuerzo, como Felipa de Jesús, una mujer de la tercera edad, quien año con año realiza las compras para poner su ofrenda para más de diez familiares que se adelantaron en el camino, para lo cual emprende la búsqueda de los mejores precios en el mercado central.
La mujer, a paso lento, recorrió varios puestos y calles en busca de flores, veladoras, pan de muerto, calaveras de azúcar, tiras de papel picado y otros productos para cocinar los alimentos que fueron los preferidos de los fieles difuntos.
Su gasto rebasa los 500 pesos, sólo adquiriendo lo indispensable, pero adelanta que de no alcanzarle buscará la forma de poder costear al día siguiente lo necesario para su altar, “porque las almas sólo vienen una vez cada año”.
En un recorrido por el Mercado Central de Acapulco y calles aledañas en donde se expenden los productos para el altar del Día de Muertos, se constató que la flor de cempasúchil se comercializa en ramos con alrededor de seis piezas con costos de 10 pesos, hasta rollos de mayor calado que superan los 200 pesos.
Así mismo las veladoras tuvieron incrementos de hasta ocho pesos, debido a decir de los comerciantes, anteriormente eran encontradas en 22 pesos y por el Día de Muertos incrementó hasta 30 pesos.
En el caso de las calaveras de azúcar y demás dulces con formas distintas que se colocan en la ofrenda para dar el toque especial, pueden ser encontradas con costos de 10 hasta 30 pesos dependiendo del tamaño que se elija; otras cosas más compradas son las guías de papel picado, las cuales tienen costos superiores a los 25 pesos, la fruta como mandarina y jícama la encuentran en 10 pesos, sumado a la preparación de las comidas favoritas de los difuntos, hacen una suma cuantiosa por gastar.
Sin embargo, y a pesar de la golpeada economía de los porteños, la señora Felipa aseguró que año con año buscará tener una ofrenda para sus fieles difuntos, asegurando que “es una de las tradiciones mexicanas que deben resaltar y jamás perderse” entre la sociedad, ante el embate de fiestas extranjeras como el Halloween, que cada vez ganan más lugar.