En el marco del Día de la Educadora que se conmemora el próximo 21 de abril, la Iglesia Católica a través de la Arquidiócesis de Acapulco, recordó la gran importancia que tiene la formación de los niños en esta etapa, toda vez que contribuyen en sus primeros pasos escolares y los ayudan a formarse como seres humanos de bien.
A través de un comunicado, recordaron que las educadoras ayudan a los niños a ser sociables, formarse con buenos hábitos y consolidar su identidad de manera equilibrada, por lo que reconocieron su paciencia y dedicación, toda vez que atienden a muchos niños al mismo tiempo.
“La luz que se pone en los ojos de un pequeño será una luz que iluminará su camino tal vez toda la vida. Ahí se ponen las bases de confianza y seguridad en la propia persona, de una sana relación con quienes no forman parte de su familia y con el mundo más allá de las paredes del hogar. Así prolonga la labor educativa sobre todo de la madre”, se lee en el comunicado de la Arquidiócesis.
En el mismo documento recuerdan las palabras del Papa Francisco, quien en el capítulo séptimo de su exhortación apostólica “La Alegría del Amor”, propone que cuando un hijo ya no siente que es valioso para sus padres, aunque sea imperfecto, o no percibe que ellos tienen una preocupación sincera por él, ese crea heridas profundas que originan muchas dificultades en su maduración.
“Esa ausencia, ese abandono afectivo, provoca un dolor más íntimo que una eventual corrección que reciba por una mala acción... La tarea de los padres incluye una educación de la voluntad y un desarrollo de hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien”, señala.
Concluye que esta formación debe realizarse de modo inductivo, de tal manera que el hijo pueda llegar a descubrir por sí mismo la importancia de determinados valores, principios y normas, en lugar de imponérselos como verdades irrefutables.