Era ya el primer minuto del primer día del año 2022. Miles de luces multicolores iluminaban la bahía de Acapulco mientras el estruendo de los cohetones se confundía con la música de la Gala de Pirotecnia con que recibió el Año Nuevo en el puerto.
Miles de personas entre turistas y porteños, abarrotaron las playas desde la tarde del 31 de diciembre. Unos reservando en restaurantes, bares y antros, otros, con todo y anafre para calentar la cena a la luz de la luna y los cohetones. Lo importante era pasarla bien y recibir el año en un ambiente de alegría… y riesgo de contagio .
No importó el aumento en los precios de las cenas , canasta básica, productos en los supermercados ni el incremento no autorizado en la tarifa de taxis cuyos choferes argumentaban… “sólo por hoy”.
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Los festejos dejaron al menos un percance automovilístico e incendios en al menos nueve municipios, los cuales arrojaron como saldo al menos dos personas lesionadas , de acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Protección Civil estatal.
Abrió sus puertas el "Camare na"
Y es que aunque las autoridades municipales se esforzaron por supervisar que se cumplieran los protocolos sanitarios para evitar las aglomeraciones, tanto la franja de arena, establecimientos, calles y avenidas del puerto se observaron repletas de personas que en su mayoría no respetaron las medidas sanitarias ni usaban cubrebocas.
Familias enteras se dieron cita en la franja turística del puerto, algunas de Acapulco, otras como la familia Nieves Martínez, viajaron en caravana de l a Ciudad de México como desde hace varios años para hospedarse durante cuatro días en el Hotel “Camarena”, donde dicen “Los atendieron muy bien”.
Terminada la fiesta de Año Nuevo, el panorama en el puerto era uno muy distinto: toneladas de basura en la Costera, accesos a playa y calles aledañas a la zona turística, las cuales contrariamente a la noche anterior, lucieron solas, casi sin tránsito vehicular hasta cerca del mediodía.
El recalentado y "la cruda" realidad
Y es que debido a que la mayoría de los vacacionistas aún no se recuperaban de la desvelada, sin embargo eso no fue obstáculo para retomar la fiesta y llevar el “recalentado” a las playas.
Sí, a esas playas que sin importar la contaminación reportada la semana pasada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), daban alivio con sus cálidas aguas a “la cruda” realidad de la trasnochada.
Sin importarles la fetidez que emanaba del “cauce pluvial” de playa Caletilla, cientos de turistas chapoteaban en la zona sin que nadie les advirtiera del peligro de contraer alguna enfermedad infecciosa.
Al igual que en esta zona, las playas Hornos, Papagayo y Condesa también se abarrotaron por miles de personas que, incluso se metían en las aguas encharcadas.
Nuevamente las aglomeraciones se volvieron a registrar, tanto en las calles y avenidas, como en los estacionamientos, centros comerciales y tiendas de conveniencia… Miles de porteños y vacacionistas comprando provisiones “para seguirla” en la playa, sin importar el riesgo de contagio debido a su resistencia al uso del cubrebocas.
Por ser día festivo, en calles y avenidas se muestra poca presencia de autoridades que podrían poner orden ante el relajamiento de las medidas sanitarias.
Centros comerciales, cines, restaurantes y bares, continuaban registrando nutrida afluencia de visitantes al caer la tarde en el puerto, donde aún faltan varios días para concluir la temporada vacacional.