Aunque para algunos las quesadillas representan un platillo normal que se puede disfrutar cualquier día en casa, para otros este platillo suculento representa ya una tradición que se disfruta a la orilla de todas las playas que forman la famosa bahía de Acapulco.
El sol y el mar, son parte fundamental para disfrutar de las famosas quesadillas de papa rociadas con queso y pescado (pescadillas), que muchas amas de casa con sus charolas sobre la cabeza recorren sin importar el cansancio las distintas playas de Acapulco, ofreciendo a los turistas y acapulqueños este exquisito manjar que es acompañado por verdura y salsa que representa para muchos el toque principal.
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Desde la zona de Pie de la Cuesta, hasta Caleta, Caletilla, Papagayo y las playas ubicadas en la conocida zona Diamante donde acude en cada temporada de vacaciones y fines de semana un turismo de mayor poder adquisitivo, se venden las famosas quesadillas acapulqueñas que son preparadas por vendedores que recorren los 20 kilómetros de playa.
Este antojito mexicano, que tiene una preparación especial debido a sus ingredientes, es comercializado en la vía pública, por lo que da lo mismo disfrutarlo sentado a la orilla de la playa donde rompen las olas del mar bajo los candentes rayos del sol, en un restaurante o parado sobre cualquier parte de la famosa avenida costera Miguel Alemán.
Acapulco es un destino de playa donde los alimentos se han convertido en una tradición, por lo que las quesadillas en las playas no son la excepción, y turistas y acapulqueños, las consumen por su sabor, su sazón y por el gusto de sentir en el paladar lo dorado de las tortillas de maíz y el suculento sabor a queso, papa y pescado con el que son hechas.
Las quesadillas rellenas con papa y rociadas queso son parte fundamental de un día de playa en Acapulco, las consumen turistas y acapulqueños no sólo por ser un manjar que tiene un costo económico menor a lo que representa un platillo en un restaurante de la zona turística, sino también por su sabor y sazón que cada mujer le pone al momento de prepararlas antes de colocarlas en las charolas con las que recorren todas las playas.