A pesar de la vigilancia por parte de la Policía Estatal, la participación de los fieles católicos en la representación número 47 de la Pasión de Cristo en la colonia Santa Cruz fue escasa, debido al temor de que se suscitara otra balacera como la del año pasado, que provocó la cancelación del acto.
Desde las 10:30 de la mañana, los más de 100 jóvenes y adultos de la comunidad San Pablo que actuaron en la procesión comenzaron con las primeras escenas frente a la iglesia de esta colonia, mientras a los alrededores se observaban a poco más de 20 elementos de la Policía Estatal en dos camionetas y una ambulancia de la Cruz Roja.
La calle principal de esta colonia se tornó vacía, toda vez que este año no se instalaron los juegos mecánicos, y solo el 30 por ciento de los comerciantes tuvieron el valor de colocarse, pese a las amenazas de personas desconocidas, quienes les advirtieron que debían pagar una cuota si querían vender.
La aparición de Jesús a escena apenas logró reunir al principio poco más de 200 personas, cuando en años anteriores eran tumultos de gente que venían desde colonias aledañas como La Morelos, Santa Cecilia, Fovissste y Palma Sola, esta vez, se observaron menos niños y solo algunos adultos llegaron con sombreros y paraguas para cubrirse del sol.
El ambiente se tornó tranquilo, “no hay ventas, no hay nada”, exclamaban algunos vendedores de lentes, almohadas y otros de comida; en la calle, solo quedaron pintados los espacios de los locales que antes eran peleados por los comerciantes quienes querían estar al frente para vender más.
Esta situación no impidió que los actores dieran el máximo esfuerzo en cada una de las escenas de la Pasión y Muerte de Cristo, que este año fue representado por el joven Giovanni Franco, quien se preparó cuatro meses para este papel, cargó la cruz durante varios kilómetros y recibió los azotes por parte de los soldados romanos que le dejaron varias marcas en la espalda.
A su lado, llorando lo acompañó su madre, María, quien esta vez fue interpretada por María Fernanda Tacuba, quien sintió cada uno de los golpes que recibió su hijo, lo ayudó a levantarse cuando caía en el recorrido y le lloró hasta su último aliento cuando fue crucificado.
La escenificación comenzó frente a la iglesia de Santa Cruz, bajaron toda la calle principal de esta colonia, después se incorporaron a la avenida Ruiz Cortines y subieron hacia Palma Sola, donde se llevó a cabo la crucifixión de los ladrones y de Jesús, hasta donde llegaron aproximadamente 500 personas de diversas colonias para presenciar el acto final, pero no estuvieron durante todo el recorrido.
El organizador del evento, Reyes Pineda Tenorio, agradeció a cada uno de los actores que participaron, así como a la población que asistió y los acompañó a pesar del temor generalizado que existe por los problemas de inseguridad.