La postal que se capta todos los días en las calles y avenidas del puerto de Acapulco, es de niños y niñas, ejerciendo diversos oficios para contribuir al sustento familiar o simplemente para poder comprar algo de comer. Son los que no tienen nada que festejar este Día del Niño.
La avenida costera Miguel Alemán, en diversos tramos menores de edad trabajan como limpiaparabrisas, vendiendo agua, golosinas o artesanías, otros más se les ve acompañando a sus padres ejerciendo el comercio informal en las playas y hay algunos que se dedican a la pepena en los basureros.
Son diversos factores que propician este fenómeno, que va desde la desintegración familiar, la falta de empleos y la pobreza, por lo que algunos padres no tienen de otra que incorporar a sus hijos a las actividades productivas, según explicó la presidenta de Grupos Vulnerables del Cabildo porteño, regidora Ricarda Robles Urioste.
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Esta realidad está a la vista de todos, diariamente menores de edad son captados en la ciudad vendiendo, desde golosinas y otros productos, algunos piden monedas para poder comprar algo de comer, "nos queda de consuelo que está cultura se padece en todo el país", dijo.
La edil independiente, Robles Urioste, reconoció que los esfuerzos gubernamentales por atender a los niños y niñas de las calles, son infimos, en virtud que no hay presupuesto suficiente para poder atender de fondo esta problemática.
Admitió que la pandemia del Covid-19, incrementó el número de menores de edad que se vieron en la necesidad de trabajar y al no existir oportunidades de empleo, este problema social rebasó la capacidad de las autoridades y por eso, el mosaico es de ver a más menores de edad en situación de calle.
De tal suerte, que las autoridades, este 30 de abril, se limitan a organizar diversos festejos dirigidos a las niñas y los niños, pero lamentablemente no hay ninguno que tenga que ver con rescatarlos de las calles y que no abandonen la escuela, porque también crece el número de menores de edad que no saben leer ni escribir.