Las plazoletas de Acapulco que fueron consideradas para uso público y de recreación de familias, se han convertido en irregulares sitios de comercio bajo el respaldo de las propias autoridades de gobierno.
En la zona turística de Acapulco, se cuenta con poco más de 15 plazas la mayoría de estas, invadidas por comerciantes, artesanos y por propios prestadores de servicios turísticos quienes las han convertido en grandes bodegas.
Entre las plazoletas que hoy en día están muy lejos de cumplir con el cometido para lo que fueron creadas, se encuentran la Politécnica ubicada en pleno corazón de la zona Dorada de Acapulco.
Desde hace más de una década, está plaza Política, está en manos de comerciantes y artesanos indígenas que comercializan desde artesanías de barro hasta ropa y alimentos.
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Otra de las áreas que también está en poder del comercio informal o tolerado por las autoridades a través de un pago anual, es la plazoleta de la Quebrada.
Está área que es considerada como un ícono turístico de Acapulco, también ha perdido su imagen debido a la invasión de puestos donde se vende todo tipo de mercancía al turismo y propios acapulqueños que llegan para disfrutar de uno de los más importantes espectáculos que se tiene en este destino de playa.
El zócalo de Acapulco, es otra de las plazas que se encuentra en poder de vendedores informales que además son considerados como una competencia desleal para quienes sí pagan impuestos y servicios.
Al igual que estos dos puntos importantes de Acapulco, se cuenta con plazoletas que conducen a las distintas playas del puerto, y en su mayoría de estas también sufren de invasiones de comerciantes, prestadores de servicios turísticos y hasta por personas que sufren de padecimiento mental.
Además de ser convertidas em áreas de comercio, las plazoletas de la ciudad, también sirven como habitaciones de hotel y en ocasiones en tiraderos a cielo abierto.
De acuerdo a los propios comerciantes que el invadir una plazoleta en Acapulco, tiene un costo económico que va desde los mil 200 a los mil 500 pesos anuales que se pagan al municipio para considerarlos como tolerados.
El ingeniero civil y ex presidente del colegio de de profesionistas, Joel Rosas Castillo, indicó que la invasión de las plazas no sólo representa una irregularidad a la ley, sino también un riesgo debido a que no son aptas para el comercio por tener un dictamen de uso de suelo distinto a la de un mercado o plaza.