Plasma en barro historias de San Agustín Oapan

Desde el municipio de Tepecoacuilco de Trujano, Rodrigo de la Cruz ha conquistado con su obra a escultores de China

Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

  · martes 10 de agosto de 2021

Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

Las historias, leyendas y tradiciones de San Agustín Oapan, una comunidad perteneciente al municipio de Tepecoacuilco de Trujano, que son plasmadas por el joven indígena Rodrigo de la Cruz, en vasijas y figuras de barro, han cruzadas fronteras y han conquistado a escultores de China.

El ceramista y pintor, trasladó su tradición y trabajo artesanal a la cerámica china, aunque el trabajo es diferente y un poco difícil, logró obtener un espacio con una exposición de sus piezas en la ciudad de la porcelana Jingdezhen, China.

Antes, Rodrigo elaboraba las figuras para adornar una casa, venderlas como una pieza artesanal, pero ahora lo hace más para colección, el cual son apreciados y sus diferentes diseños hechos de barro y decorado con engobe y mineral han sido colocados en museos.

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Estos diseños hechos con un método artesanal lo ha llevado a ganar concursos como el Premio Nacional de la Cerámica en Tlaquepaque, Jalisco en el 2017.

También ha ganado el primer lugar en el Concurso de historias narradas en un amate de los pintores nahuas del alto Balsas, del municipio de Tepecoacuilco de Trujano 2016; así como ha obtenido otros once premios de cultura y las artes a nivel nacional y estatal.

La Mujer Tejedora en Telar de Cintura, Vasijas, El niño jugando canicas, el campesino y sus perros, Los Novios, El Cocodrilo, El Burro, La Tortuga, El Búho, El Bule, El Cántaro, La Reina y otras figuras más son las que elabora en alfarería para venderlas en una galería en Tlaquepaque, Jalisco donde turistas extranjeros son los que ha conquistado con sus piezas.

Su trabajo le ayudó para que un profesor de Jalisco y el director de la escuela nacional de Cerámica le ofrecieran una beca y un intercambio de estudios para que Rodrigo de la Cruz compartiera su trabajo en China.

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Dijo que no lo pensó mucho y aceptó el reto donde estuvo durante dos meses elaborando sus piezas pero ahora trasladando su experiencia de trabajar en barro la cerámica china.

“Nunca había trabajado la cerámica, es mucho delicado hacerlo porque es otra técnica y no se presta tan fácil manejarlo, pero me trajo una bonita experiencia porque ellos le dan mucho valor al barro o a la persona que se dedica hacer figuras y pintar y ellos perfeccionan mucho su trabajo y es algo bonito”, expresó.

Relató que durante los dos meses que estuvo en China visitó lugares en la ciudad de la porcelana, donde hay fábricas de cerámica que se dedican a quemar los piezas en hornos grandes.

Sin embargo, él les mostró su trabajo artesanal al elaborar sus figuras con material de barro y quemar con leña.

Mientras Rodrigo de la Cruz cuenta historias de su pueblo indígena de San Agustín Oapan en figuras de barro, en China lo hacen en vasijas de porcelana.

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“Hice cuadros de cerámica y figuras donde relaté las historias de mi pueblo y les impresionó mucho como relato las leyendas de mi pueblo en ollas y figuras y es muy similar a lo que ellos hacen pero en porcelana y de otro lado del mundo”.

Comentó que al final del trabajo que hizo durante dos meses le dieron la oportunidad de exponerlo comparando la figura de barro y de porcelana. “A la gente les gusto mi trabajo, tuve buenos comentarios”.

Para mantener su estancia, Rodrigo de la Cruz vendió sus piezas artesanales como un jaguar donde pintó las escenas del río y paisajes de San Agustín Oapan y lo vendió en 5 mil yuan y que equivale a aproximadamente 10 mil pesos en moneda mexicana.

Otras piezas como La Reina, una paloma y cuadros de papel amate también los vendió y fueron bien valorados.

“Aquí en México no se valora las piezas de barro y ellos sí querían ver cómo se elabora, a ellos se les olvido su tradición, elaborar sus trabajos de manera artesanal y usan enormes hornos de gas”.

Rodrigo de la Cruz dijo que muchos jóvenes de su edad que están estudiando cerámica no saben cómo se hace una quema tradicional con leña y fijar el barro con pocas herramientas, por lo que él les mostró parte de su cultura y tradición de su localidad.

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“Hicimos una quema con leña, pedí que me llevaran a un lugar donde hubiera barro y encontramos un tipo barro que sí nos funcionó y les enseñé cómo se quema en mi pueblo el barro... les enseñé cómo trabajamos las figuras de manera tradicional”.

Al ceramista y pintor le gustó estar en China, intercambiar experiencia de su trabajo y exponer sus piezas en un museo, con la leyenda “Todo Comienza por un sueño”, donde no les importó que ser un joven indígena no puede triunfar.

Señaló que tiene la invitación de volver a la ciudad de la porcelana, pero la pandemia paró todos los proyectos de viajar nuevamente a China e incluso a él le afectó porque ha dejado de elaborar figuras para vender y se ha dedicado al campo para poder mantener a su familia.

Rodrigo y sus leyendas

El joven artesano Rodrigo De la Cruz Cabrera desde hace más de 12 años plasma en su alfarería decorada con engobe y mineral, las tradiciones, historias, paisajes y la forma de ver la vida de su pueblo San Agustín Oapan, perteneciente al municipio de Tepecoacuilco de Trujano.

En esta comunidad indígena de lengua Náhuatl y con aproximadamente 2 mil 800 habitantes, que forma parte de los pueblos del Alto Balsas, ubicado a dos horas de Chilpancingo, Rodrigo De la Cruz dice que desde niño aprendió de sus padres elaborar artesanías de barro que son diseñadas con pintura hechas a base de tierra y minerales que se da en la localidad.

Para iniciar una pieza de barro, el joven indígena Náhuatl, en su pequeño taller reúne todo lo que se necesita para empezar a trabajar como tierra negra, la tierra roja la cual limpia y cuela. Así como algodón que cortan del árbol del Pochote el cual se mezcla con el barro y la figura resista.

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Posteriormente, agrega arena que también recolecta de las barrancas y después lo combina con el barro, la amasa, se pinta, se seca y empieza hacer el niño con el juego de canicas.

Rodrigo dijo que esta pieza del “Niño y el juego de canicas”, es uno de sus favoritas, pues le recuerda cuando él de pequeño jugaba e invitaba a sus amigos por lo que es una historia al pasado.

La pieza de barro también se lija con una piedra que se encuentra en el río, se le vuelve a poner tierra y se decora con tinta negra hecha a base de piedra.

Un pieza de barro, dependiendo del tamaño, puede tardar desde una hasta tres semanas para elaborar, tiene que pasar por el proceso de hornear y lo hacen de manera tradicional.

Relató que otras de las historias que le gusta pintar es la de “El Pescador” el cual diseña en una figura de cocodrilo; así como las piezas del “Compañeros del Alma” y “Sembradores de paz”.

La figura de "Compañeros del Alma", dijo que se trata de un señor cargando leña y dos perritos detrás de él y cada pedazo de madera que lleva el campesino en su espalda, significa los trozos de vida y la experiencia que vive el campesinos todos los días.

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Otra pieza favorita de Rodrigo es “Sembradores de paz”, un hombre con sus bueyes, el cual es un mensaje a todas las personas donde sus comunidades se han visto afectados por la violencia.

A través de la alfarería decorada se rescata las historias de su pueblo y ha elaborado en piezas de barro a la mujer tejedora, "La Reina", que es una mujer danzante y que forma parte de los rituales que hacen las señoritas de su pueblo cuando inicia el carnaval en Febrero y además es una ofrenda a la fertilidad.

En San Agustín Oapan hay al menos 30 artesanos que se dedican la alfarería entre hombres y mujeres.