Los vehículos son los mayores responsables de la calidad del aire en las ciudades debido a que causan parte de la contaminación atmosférica del país a través de la niebla tóxica, el monóxido de carbono y otras toxinas emitidas.
Los humanos inhalan el aire contaminado directamente hasta los pulmones, lo que puede convertir estas emisiones en un problema de salud aún más complicado que las toxinas que son expulsadas por chimeneas industriales, reveló Arturo Álvarez Angli, extitular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Guerrero (Semaren).
Por lo anterior, urgió la necesidad de implementar en Acapulco un programa de verificación de automóviles para evitar o disminuir la contaminación en el aire.
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“No hay ninguna información, porqué no hay ninguna política pública que permita saber cuál es el nivel de contaminación y de emisión de contaminantes a la atmósfera que estamos mandando por el parque vehicular que circula en Acapulco no lo tenemos”.
Álvarez Angli explicó que en el puerto de Acapulco no se tienen sistemas de medición de calidad del aire que estén monitoreando eso, y mucho menos alguna norma que obligue a los automovilistas a tener verificadas sus unidades vehiculares.
Para producir energía necesaria para que el automóvil pueda moverse el propulsor quema el combustible, expulsando a través del tubo de escape diferentes gases y partículas como óxidos nitrosos, monóxido de carbono o dióxido de carbono, todos ellos contaminantes para el medio ambiente y estos elementos que se expulsan contribuyen en la producción de gases de efecto invernadero que a su vez aceleran el cambio climático.
El exsecretario de la Semaren destacó que ese impacto además de tener consecuencias negativas para el entorno también lo tiene para las personas.
“La creencia es que la brisa marina y las condiciones orográficas de Acapulco nos blindan y protegen de esa contaminación del aire, la realidad que eso no es cierto, es importante que se ponga énfasis en ese tipo de detalles, para saber que estamos respirando los acapulqueños”.
Agregó que no solo el combustible produce contaminación sino el uso del vehículo y sus componentes también suman elementos que son perjudiciales para el medio ambiente; como el aceite del motor, el líquido anticongelante o los líquidos de freno o del embrague.
En varias ocasiones estos productos caen directamente a la carpeta asfáltica y la lluvia lo arrastra, con lo cual resulta muy complejo reducir su contaminación o reciclaje.