El arzobispo de Acapulco Leopoldo González González inició el Viacrucis al Interior de la catedral Nuestra Señora de la Soledad ubicada en el zócalo de la ciudad donde acompañado de fieles católicos representó las estaciones litúrgicas, donde oró por los niños migrantes y familias que han perdido a un ser querido.
Posteriormente salieron del templo en procesión, por la puerta del lado izquierdo la imagen de la virgen María y por el derecho la efigie de Jesús donde ambas eran cargadas por los católicos.
Cabe mencionar que la figura de la madre de Cristo no fue bajada de su nicho que se ubica en lo alto del atrio de la iglesia debido al peso que dificulta el subir y bajarla ya que se requiere más de dos horas para subirla y otras dos para bajarla.
Después de recorrer la plazoleta Juan Álvarez se reencontraron frente a la entrada de la catedral representando el camino al Calvario, donde el Arzobispo oró por las madres víctimas de la violencia.
“La virgen María recoge las lágrimas de todas las madres de sus hijos asesinados, ejecutados o desaparecidos, por su familia expulsada de su tierra por el miedo e inseguridad, por sus hijos reclutados por bandas crimínales o víctimas de las drogas y el alcohol por su familia que no encuentra un trabajo para conseguir lo necesario para vivir o es extorsionada en sus bienes, por quienes tienen que ir lejos para conseguir un trabajo”.
Durante el acto religioso decenas de fieles católicos que se dieron cita desde muy temprana hora interpretaron diferentes cantos y oraciones.
Finalmente monseñor dijo que la Virgen ofrece la caricia de su consuelo maternal y nos dice “no se turbe tu corazón no estoy yo aquí que soy tu madre, concluyó.