Con voz entrecortada, a punto de la asfixia por la presión que sufria por estar clavado a la cruz, Jesús de Nazaret elevó la vista al cielo y exclamó: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
De esta forma se escenifico la edición 58 de la Pasión de Cristo, que se realizó en el poblado El Kilómetro El 30, en la que tomaron parte 120 actores que hicieron posible mantener viva ésta puesta en escena, que ha traspasado fronteras.
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Este Viernes Santo el poblado que se ubica a 43 minutos del puerto de Acapulco, cobró vida pues decenas de personas se dieron cita, aunque en una cantidad menor que otros años, para presenciar este pasaje bíblico.
En lo que fue su segundo año que personifica a Jesucristo, Miguel Neri, vivió cada paso los últimos minutos de vida del hijo de Dios, que inició con la escena en donde es llevado ante Pilatos, quien se lava las manos, al no poder liberarlo como se lo pedía su mujer, al optar la muchedumbre por dejar libre a Barrabas.
El hijo de Dios es azotado y le colocan una corona de espinas en la cabeza, proclamandolo rey de los judíos, enseguida los soldados romanos lo obligan a cargar el pesado madero, para iniciar su recorrido hacia el Monte Calvario.
En la primera caída, Jesús es flagelado y lo obligan a levantarse para proseguir con su camino, es cuando su madre María, caracterizado por Melissa Rojas, al verlo se horroriza por las lastimosas condiciones en que está por el castigo.
También María Magdalena, papel interpretado por Navia Yazmin, le cubre el rostro para limpiarle la sangre y cuyo manto ahora se le conoce como el santo sudario, acto que atrstiguan los presentes y exclaman que es un milagro al quedar grabada en la tela la imagen de la cara del mesías.
El castigo no cesa y el nazareno vuelve a caer, pero saca fuerzas de flaqueza y se incorpora nuevamente, carga la cruz, caminando por el ardiente concreto de la carretera federal México-Acapulco, que fue parte de la ruta para finalmente llegar al Monte Calvario.
Ahí los soldados romanos lo despojan de su vestimenta, lo que resulta doloroso por la tela que ya se había pegado por la sangre a la piel de Jesús, para colocarlo y clavarlo al madero.
Una vez que levantan la Cruz, a su lado también son clavados los ladrones Dimas, cuyo papel corrió a cargo de Alberto Piza y Gestas que fue interpretado por Jesús Guevara.
El hijo de Dios, al ver a su madre llorar a sus pies, le dice: "Mujer, ahí tienes a tu hijo...", enseguida levanta la cabeza al cielo, para decir estas frases: ¡Dios mio, Dios Mío!, ¿Por qué me has abandonado?
Finalmente, baja la vista y se le escucha decir: "Tengo sed", un soldado romano enreda un trapo en su lanza y lo impregna de vinagre, que lo unta en sus labios y casi imperceptible dice: todo está consumado, Jesús, por última vez mira al cielo y exclama: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" y expira.