Recorriendo las principales avenidas y calles de la zona turística y otras zonas de Acapulco para resguardar la integridad de ciudadanos y turistas, es como un elemento del Ejército Mexicano pasará la Navidad y dará la bienvenida al Año Nuevo 2023.
Él ingresó a las fuerzas del Ejército militar con su preparatoria concluida y fue capacitado intensamente por varios meses con actividades extremas.
Originario del Estado de México, y con más de 3 años al servicio este elemento de las fuerzas armadas del que omitimos su nombre, ha entregado en cuerpo y alma su tiempo y atención para millones de ciudadanos que en algunas ocasiones cuestionan y critican.
Él, es integrante de una familia de 6 miembros, conformada por 4 hermanos, su padre y madre, es el segundo hijo menor y a quien en repetidas veces sus seres queridos piden que deje esa pasión de servir a la nación, pero se resiste por los beneficios que tienen sus padres.
“El sueldo pues es más o menos bueno, aquí lo que vale la pena es el seguro, yo tengo asegurada a toda mi familia, bueno a mis papás solamente porque a mis hermanos no se puede”, dijo.
Sin tiempo para formar una familia propia o tener una relación sentimental, este soldado trabaja más de 16 horas al día, solo descansando 4 o 6 horas, él inicia con un horario de 7:00 de la mañana a 3:00 de la tarde, posteriormente de 8:00 de la noche a 4:00 de la mañana aproximadamente.
Algunos de sus compañeros que tienen su esposa e hijos se las llevan a vivir con ellos, pero solo es cuando están fijos en algún estado, no por Comisión de solo unos meses.
Aunado al poco tiempo que duerme, diariamente tiene que cargar más de 35 kilos entre el uniforme y el armamento que porta diariamente, que a pesar de no representar cansancio, reconoce que es complicado portarlo todo el día. “No es mucho lo que cargo, pero traerlo todo el día si es complicado, y en cuanto al sueño el cuerpo se acostumbra a dormir poco, uno se impone para eso”, comenta.
El año pasado en estas fechas decembrinas estaba comisionado en Ciudad Juárez, Chihuahua, una de las ciudades más peligrosas de México con altos índices de homicidios, en donde por “fortuna” le tocó tener sus vacaciones y disfrutar de esas fechas con la familia.
El militar dijo que Acapulco, se le hace más peligroso para vivir que Ciudad Juárez debido a todo lo que ve y se entera.
Algo alentador para ellos es que la mayoría de los niños y niñas siempre los están saludando con un gran cariño y admiración por la función que ellos desempeñan “eso no da motivación”.
En sus horas que desempeñan sus actividades en favor de los cuidados, son procurados en sus tres comidas por parte del Ejército Mexicano, pero no con su hidratación durante el día “hay gente buena que viene y te compra un agua, un refresco o hasta un helado”.
Pero este año, él no pasará la cena de la Noche Buena con su familia, dando abrazos, disfrutando de la convivencia familiar, regalos y degustando en la mesa alimentos calientitos y especiales.
Detrás de ese uniformado, no sólo arrastra el no descansar como debe ser, sino también son sometidos a estrictas disciplinas y malos tratos por parte de altos mandos.
“Mi familia me dice que ya me busque otro trabajo, que esto es peligroso, pero a mí me gusta mucho lo que hago, si algunas veces pienso en las consecuencias, pero es algo que no me importa, porque también me gusta la adrenalina”, asegura.