Como cascada le llegan los buenos recuerdos a don Isaías Villanueva Benítez, que acompañadas de nostalgia dice que cuando fue voceador tuvo sus buenas ventas en su puesto de periódicos.
Con los años a cuestas, pero sin poder ocultar su deseo de contar su historia, le viene a la memoria que fue en 1985 cuando empezó vendiendo periódicos en las calles y se surtía en la oficina de la Unión de Voceadores, ubicadas en el primer cuadro de la ciudad.
Entré como socio y los compañeros en 1988, me nombraron su secretario general de la Unión de Voceadores, eran tiempos de bonanza, dice.
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Pero con el paso de los años, la venta bajo y los diarios fueron desapareciendo, el uso de los teléfonos celulares y el internet, fueron acaparando el mercado.
Don Isaías dijo que muchos de sus compañeros quedaron desempleados, al no tener ventas, cerraron sus locales y buscaron otro medio para buscar el sustento diario.
En su caso, también cerró su puesto y ahora busca otra forma de ganarse la vida, pero no olvida sus buenos momentos en que las ventas de periódicos era estable y le dio para sacar Adelante a su familia.
Hoy, indica que sólo queda un diario que todavía circula en el puerto, los otros dejaron de imprimirse y otros cerraron de manera definitiva, por eso no les queda otra que cambiar de profesión y seguir buscándole a la vida.
Se apagaron los gritos con los que se vendían los diarios, ya no se ven a los carritos con las bocinas con los que se recorrían las colonias, leyendo los títulos de las notas principales para atraer la atención de los lectores. Fue una bonita época que no volverá y quedará en el recuerdo de una generación que está desapareciendo, señaló.