El Consultor del Sello de Turismo Incluyente, Juan Medina Salgado dijo que en México es necesario construir redes y rutas turísticas que manejen el lenguaje de inclusión social pues ante la falta de infraestructura a las personas con una discapacidad se le dificulta viajar.

Al participar en la conferencia magistral "Del Turismo incluyente al turismo excelente", dentro de las actividades de la 46 edición del Tianguis Turístico, Medina Salgado refirió que para atender a este sector se tiene que trabajar en rutas rústicas para saber cuántos hoteles, restaurantes, manejan este lenguaje de inclusión.

“Necesitamos que se formen redes para saber cuantos hoteles, cuantos restaurantes y hacer recorridos turísticos que es lo que falta, porque hay un hotel incluyente pero cuando quieren cruzar al restaurante de enfrente no pueden pasar, se necesita hacer el recorrido para conocer las rutas incluyentes y darle a conocer”, precisó.

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Reconoció que México ha trabajado mucho en la parte de la inclusión pero son esfuerzo aislados y a través de las rutas se puede saber qué restaurant, hotel o en qué museo se puede acceder.

El también integrante del Instituto para la inclusión, comentó que en México hace falta que el sector turístico incorpore en sus servicios atender a personas con discapacidad.

Dijo que de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que el 15 por ciento de la población tiene algún tipo de discapacidad. Algunos estados han participado en la inclusión y han puesto rampas, señaléticas con braile pero aún falta mucho por hacer.

Las grandes ciudades como Ciudad de México y Guadalajara, llevan la delantera en contar con infraestructura y turismo de inclusión. “Porque nos falta mucho, los pueblos mágicos y todos los lugares turísticos". Barcelona y Madrid son los países donde ya se trabaja con un turismo de inclusión.

Medina Salgado agregó que las personas con discapacidad si quieren viajar pero la dificultad es el transporte, las rutas.

Añadió que el gasto de una persona con una discapacidad es un 30 por ciento más de lo que gasta otra persona sin discapacidad.