Madre de nueve hijos y una luchadora tenaz para sacarlos adelante, fue el distintivo de doña Leonarda, mujer que se crio en una cuadrilla de la sierra del municipio de Leonardo Bravo, donde hoy nadie la recuerda.
A la muerte de su esposo, don Aureliano, hombre dedicado a la ganadería y la agricultura, doña Leonarda emigró a Chilpancingo, en donde buscó albergue con una de sus hijas, en una colonia apartada de la mancha urbana.
Pero debido a que era mal vista por su yerno, a los pocos días tuvo que buscar alojamiento con sus seis hijos varones en el puerto de Acapulco, la mayoría dedicados a la carpintería y a la pintura, quienes a su llegada le dieron buen trato y la apoyaban con algunos pesos.
Sin embargo, doña Leonarda siempre se sumergía en la tristeza, debido a que sus hijos tomaban y ya alcoholizados se peleaban entre sí o golpeaban a sus parejas sentimentales; además de protagonizar riñas que los llevo a parar muchas veces en barandillas de la Policía Municipal.
Trató en muchas ocasiones imponer su autoridad como madre y conminar a la cordura a sus vástagos, pero ellos la ignoraban, incluso, hubo algunas veces que alguno la insultó al calor del alcohol y la corrió, sin considerar que era ya una anciana.
Era entonces cuando la invadía la nostalgia y buscaba un rincón para llorar, no comía y rezaba, a veces pidiéndole al creador que ya se la llevara para descansar en paz al lado de su esposo.
La experiencia era cotidiana, pues el vicio dominaba a sus hijos, por ende, el amor a la vida y su esperanza de disfrutar tranquila sus últimos días se fue opacando, las enfermedades empezaron a afectar su salud, sin que sus herederos lo advirtieran y nunca le dieron mayor importancia porque consideraban que eran “achaques”, propios de su edad.
Impotente por no poder hacer nada para enderezar el rumbo de sus hijos, una vez más tuvo que emprender el viaje a Chilpancingo, en esta ocasión para buscar refugió con la menor de sus hijas Paulina, con quien logró mejorar su salud.
Pero su corazón empezó a fallarle, pues nunca dejó de pensar en sus descendientes varones, siempre le preocupo su enfermedad del alcoholismo, por lo que un día finalmente perdió la batalla y murió, fue sepultada en el panteón municipal de Chilpancingo, en donde pocas veces visitan su tumba.
Ahora por la emergencia del Covid-19, el camposanto estará cerrado y no podrán llevarle flores este 10 de mayo Día de las Madres, por lo que seguirá esperando, desde el lugar en que se encuentre, que sus hijos algún día la recuerden, de que fue el ser que les dio la vida.
Al igual que en la capital del estado, todos los panteones estarán sin acceso del miércoles 6 al 15 de mayo, como medida para frenar los contagios del virus por las aglomeraciones que se forman en cada festejo del Día de las Madres.
Personas de la tercera edad que viven en casas hogar, bajo tratamiento por padecer enfermedades mentales y crónicas, no tendrán festejo este 10 de mayo Día de las Madres, tampoco recibirán flores ni cuidados especiales porque viven en el más completo abandono.
Toda la atención de los encargados de estos sitios de atención a este sector marginado de la sociedad, se centra en reforzar la higiene de sus establecimientos para evitar que el SARS-COV-2 llegue hasta ellos, tratando de prevenir un brote masivo en sus instalaciones.
Consultados por separado, los representantes de la casa hogar Nueva Esperanza y el albergue Gustavo Téliz, reconocieron estar temerosos de que la propagación del Covid-19 los afecte, debido a que no cuentan con recursos económicos suficientes para hacer frente a la problemática, además de que no tienen apoyo médico constante ni de las autoridades de los tres órdenes de gobierno.
Gustavo Téliz, encargado del albergue ubicado al poniente de Acapulco que da techo y alimento a más de 10 adultos mayores que fueron rescatados de las calles, aseguró estar a la expectativa de lo que sucede por la pandemia, debido a que las personas que están bajo su cuidado son un blanco fácil para los efectos letales del llamado virus de Wuhan, por los factores de comorbilidad de estas personas, por lo que han reforzado la higiene.
Por su parte, la encargada de la casa hogar Nueva Esperanza ubicada en el poblado de Bajos del Ejido, en el municipio de Coyuca de Benítez, María del Rosario Santos Santos, dijo tener fe en que el coronavirus no llegue hasta sus instalaciones, donde han implementado un riguroso protocolo de higiene para evitar contagios a través de la desinfección de espacios y el control de las personas que ingresan al lugar.
Por lo que el festejo del Día de las Madres, ni pensarlo, como ocurre en los panteones del estado, que estarán cerrados del 5 al 15 de mayo para evitar aglomeraciones y la propagación de contagios del coronavirus.