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La familia San Román Martínez es originaria deNaucalpan, Estado de México y cada año en esta temporadavacacional de Semana Santa hacen hasta lo imposible por pasar desiete a diez días en el puerto de Acapulco, tanto que vienenlimitados económicamente, no pagan hotel y mucho menos comen enlos restaurantes, cambiaron esto por una velada en el ParquePapagayo y sándwiches o pollo de supermercado.
Esta familia está integrada por diez personas cincoadultos tres niños y dos personas de la tercera edad, que son losabuelitos, todos llegaron al puerto en una camioneta viejita que seles detuvo tres veces en su camino hacia el puerto por la carreterafederal porque prefieren hacer nueve horas de trayecto y ahorrarseel dinero de las casetas.
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Los San Román Martínez, llegaron el pasado sábadoa este destino de playa, en primera instancia pensaban acampar enplaya tamarindos, sin embargo esto les fue prohibido por lapolicía turística y les dijeron que en la noche podrían dormiren el Parque Papagayo donde se instalaron para descansar y lotomaron como su hotel gratuito.
El señor Guillermo San Román, cabeza de la familia,dijo que estos últimos días han comido y cenado productoscomprados tiendas de autoservicio y mercados de la ciudad paraeconomizar porque los platillos en los restaurantes salen de supresupuesto y es difícil poder adquirirlos.
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“La verdad venimos con lo justo para comer, nopodemos comprar mariscos en la playa ni nada, hemos comido pollo osándwiches, comida preparada de las tiendas y tenemos una raciónvamos a estar toda la semana como cada año y ya nos quedará solopara la gasolina de regreso, pero el gusto de estar en Acapulco eslo más importante”, expresó.
Los niños disfrutan como nunca sus vacaciones, lamayor parte del día se la pasan en la playa disfrutando del sol,la arena y el mar, comen en el lugar y la cena la realizan en elParque Papagayo, donde también habilitaron los baños y regaderaspara una mayor higiene, además les permitieron meter su camionetaal estacionamiento.
La señora Magali de San Román dijo que es unabendición poder venir cada año al puerto, porque aunque gastanpoquito y en lo indispensable, lo más importante es divertirse yconvivir en familia porque esa es la manera de salir del estrés yla rutina que se tiene en la ciudad en este inicio de año.
“Damos gracias a Dios primero porque nos permiteque aunque siendo pobres podamos darnos el gusto de viajar a estahermosa tierra, sabemos que no generamos mucho dinero, no vamos alos hoteles ni restaurantes, pero venimos con mucha dignidad yrespeto hacia todos”, señaló.
Toda la familia agradeció al gobierno municipalporque aunque no les permiten acampar en las playas, les dieron unespacio en el Parque Papagayo para poder pernoctar y no gastar enhotel, ya que duermen dentro de sus casas de campaña y así seráhasta este viernes en que se dispongan a regresar al Estado deMéxico para incorporarse a su trabajo diario.
