Las telas se han ausentado de la sastrería “Domingo” ubicada en calle Cerro de Capire de Ciudad Renacimiento. La tijera, cinta métrica, máquina y las reglas, están esperando su llegada.
Su propietario, hace más de 50 años se dedica a la confección de uniformes para hoteles y nunca ha hecho el feo a la elaboración de camisas y pantalones, así como vestidos, blusas o faldas para los estudiantes de primaria o secundaria.
“Yo me dedico más a la sastrería de los uniformes de los hoteles, pero ante esta enfermedad ya no se me ha presentado ningún trabajo, y de los uniformes de las escuelas ni hablar, todo un año sin clases nos vino a afectar, de momento elaboro y pongo a la venta guayaberas para poder tener un poco de ingreso en el transcurso del día”, comentó.
El tiempo ha pasado, a un año y medio de la llegada de la pandemia de Coronavirus, Domingo de la O, dueño del negocio, se vio forzado a cerrar uno de sus dos locales donde esperaba los cortes para trazar y coser las prendas que le llegaban.
La emergencia sanitaria que enfrenta el país, lo ha golpeado como a la mayoría de la población que día con día se dedica a trabajar para lograr el sustento familiar y llevar el pan y la sal a casa.
Cumple con todos los protocolos sanitarios
Con el cierre parcial de negocios, acató las indicaciones de las autoridades, mantiene la sana distancia, usa cubrebocas, que se quitó para la foto, y redujo el número de empleados.
Antes de la emergencia sanitaria, Domingo recibía la visita de varios clientes, prefiere no decir cantidades, y comenta que a causa del Covid-19, ha caído la costura de distintas prendas tanto para dama como para caballero o niños.
Los gastos por consumo de energía eléctrica, así como de agua potable y los apoyos que está dando a sus trabajadores contagiados, fue parte de la determinación para bajar una cortina.
Desde hace varios días, es el único laborando en la sastrería de su propiedad, donde realiza las pocas confecciones que se le presentan.
Domingo no pierde la fe, confía que la situación mejore lo más pronto posible, ya que no solo está en riesgo su trabajo y su economía, sino de todos los que colaboran con él y tienen familias que sacar adelante.
La crisis económica provocada por la pandemia, ha alejado a los trabajadores y padres de familia que, en más de un año y medio, han estado laborando desde casa, algunos dedicados a otros oficios ajenos a la hotelería, por la reducción de los aforos y horarios de funcionamiento, como consecuencia del retroceso a semáforo epidemiológico de color rojo.