La mujer de blanco en el panteón San Francisco

El relato, cuentan algunos que conocen la historia, refiere que una mujer aborda a los conductores de taxis que recorren este camino por las escalofriantes noches

José Francisco Zorroza | El Sol de Acapulco

  · domingo 25 de octubre de 2020

Cortesía | Ayuntamiento de Acapulco

De confirmarse la veracidad de la imagen que tiene en su pantalla, el relato de la mujer de blanco que cuentan taxistas y vecinos que circulan a diario por la calzada Píe de la Cuesta, cobraría vida, mayor impacto y quedaría plasmada para la posteridad para las próximas generaciones.

Sin embargo, la foto tiene algo de ficción, pero la historia que se cuenta es real y fue narrada por algunos personajes que han vivido en carne propia la aparición de la dama de pelo largo negro que mora en el panteón San Francisco, el más antiguo del puerto de Acapulco.

La gráfica fue tomada por trabajadores durante una jornada de limpieza del personal de áreas verdes y de la coordinación de servicios públicos municipales para dejar constancia de sus acciones.

El relato, cuentan algunos que conocen la historia, refiere que una mujer aborda a los conductores de taxis que recorren este camino por las escalofriantes noches y que luego de hacer el trayecto y al bajar de la unidad, entrega un anillo, pero antes sugiere al conductor regresar al día siguiente para cobrar con efectivo y devolver la prenda de oro.

El panteón tiene grandes historias que contar./ Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

El panteón San Francisco, se creó en 1860 y es el primer mausoleo que se tuvo en el puerto y desde 1960 no se ha cavado otra tumba.

El año pasado, Susana Curiel con más de 26 años de cuidar el panteón, narró que una mujer de túnica blanca y pelo largo, como la que se ve en la imagen, ingresa al camposanto y se escabulle entre las tumbas abandonadas donde solo el monte crece en temporadas de lluvias.

Su relato, refiere que en una ocasión, ésta ánima ingresó al panteón de manera sorpresiva y recorrió las tumbas provocando el aullido de los perros que se ubicaban en las azoteas de las casas que fueron construidas a la orilla de la barda de este cementerio.

Recuera que, en aquella ocasión, sin precisar el año, con palabras altisonantes, encaró a la mujer que irrumpió y cruzó la reja de color negro para meterse entre bóvedas deterioras de más de 100 años de antigüedad.

Susana, dijo en aquella ocasión que días posteriores a lo ocurrido, contó la historia a una mujer de avanzada edad que visitó el panteón, a quien le platicó la historia y ésta, le indicó que vivía de milagro, porque al insultar al espectro o la mujer de blanco, tuvo la suerte de no haber muerto.

De la imagen, los trabajadores contaron que en busca de aminorar la tensión por las historias que se cuentan del panteón, editaron la fotografía y colocaron el espectro que se ve a mano izquierda de su pantalla.