Guadalupe “N”, es una de las más de tres mil personas que en Acapulco atraviesa por una incertidumbre, identificada por especialistas en tanatología como el “duelo sin cadáver”.
Este término, es empleado para el procedimiento que atraviesan las personas ante la desaparición de algún familiar o ser querido, debido a que no vuelven a verlos como a alguien que fallece, pero tampoco tienen una tumba a la cual recurrir para prenderle una veladora o dejarle una flor este día de muertos.
Irma Lorena Zamudio Goetz, profesional y pionera de la tanatología en el municipio, define que las tradiciones que tienen los mexicanos cuando fallece un familiar, tales como la velación y sepultura del cuerpo sin vida, ayudan a sobrepasar el dolor de las personas más cercanas de quien ha fallecido.
“Al no tener un lugar para ir a llevarle una ofrenda o haberlo visto sin vida, todo se complica; el mexicano tiene muchos ritos cuando alguien muere, le hacemos su velación, va toda la gente, se despiden, vemos el cuerpo y estamos seguros que nuestra persona falleció, ese es parte del proceso para aceptar que ya no vas a ver a tu familiar”, indicó.
Sin embargo, para Guadalupe, este proceso ha sido de mucho llanto, desesperación, frustración y cientos de noches sin conciliar el sueño a la espera de que su padre regrese a casa para abrazarla y desearle dulces sueños.
En el relato al reportero, ella detalla que ha buscado en infinidad de lugares a su progenitor, inclusive no se ha cerrado a la idea de encontrarlo muerto, pero sus búsquedas en hospitales o hasta en el Servicio Médico Forense no han dado resultado. Pareciera que a su familiar se lo tragó la tierra.
“Desde que a mí me dijeron que mi papá lo habían levantado cuando andaba trabajando hace varios años yo no lo podía creer, sentí que el mundo se me venía encima y desde entonces no he sido la misma, la vida me cambió, mis ganas de salir adelante se apagaron y las lágrimas salen de mis ojos diario, es muy difícil lo que tengo que pasar”, confesó.
Para ella, encontrar a su “papi” con vida sería el regalo más grande que “Dios me pudiera dar”, pero, si por lo menos lograra encontrarlo fallecido, el sufrir aminoraría, debido a que podría sepultarlo y visitarlo cada vez que quiera un consejo o cuando sienta la necesidad de estar a su lado.
La tanatologa, aseguró tener conocimiento de casos en los que el “duelo sin cadáver” o también conocido como “duelo complicado”, llega a poner en riesgo la vida de quienes lo enfrentan sin el apoyo necesario, sobre todo en aquellos que entran en depresión o quienes descuidan el tratamiento de enfermedades crónico degenerativas como la diabetes e hipertensión arterial.
“Tuve el caso de un familiar que tiene una persona desaparecida, que después de muchos años de acudir a Semefo a ver los cadáveres sin tener resultados, fue tanta la presión para el que intentó suicidarse dos veces y hasta que cayó al hospital muy grave casi para morirse fue que tocó fondo”, comentó.
Las cifras de la asociación de Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos, indican que en el municipio existen más de tres mil personas reportadas como desaparecidas desde el año 2007 a la fecha y en los últimos meses, los casos continúan incrementando sin que la autoridad pueda actuar para evitarlo.
De los acontecimientos más recientes y relevantes, fue el de la desaparición de una familia integrada por cinco personas, entre ellas dos menores de edad, un joven universitario, una mujer adulta y otra de la tercera edad, quienes fueron presuntamente levantadas la madrugada del pasado 15 de octubre de su domicilio ubicado en la colonia Simón Bolívar.
Tan solo en el mes de octubre, se tuvo conocimiento de 18 casos similares.
La presidenta de la asociación, Emma Mora Liberato, destacó que no es grato para este sector hablar de la palabra duelo, debido a que siempre buscan tener la esperanza de que una llamada o un indicio pueda dar con hijos, tíos, padres o algún familiar desaparecido y la religión ha sido el mejor refugio para recurrir a “recargar fuerzas” y seguir adelante.
Zamudio Goetz recomendó que, “cuando ya pasa mucho tiempo, realmente tienes que cerrar esa parte porque la gente se enferma”, pero expuso que es muy difícil que estas personas reciban la orientación adecuada, debido a que ni las instituciones de gobierno se preocupan por ello y la falta de recursos económicos impiden que quien enfrenta el mencionado duelo pague una consulta privada.
Por lo que sugirió que la autoridad en sus tres niveles de gobierno, a través de sus áreas del Desarrollo Integral de la Familia, dé acompañamiento de este tipo a los familiares de desaparecidos mediante apoyo de personal capacitado en la materia, con la finalidad de ayudar a superar el “duelo sin cadáver”.