La entrega de despensas a damnificados por el pasado huracán Otis, sigue realizándose en Acapulco bajo gritos, empujones un descontrol total.
Sin importar que sean los propios elementos del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, los que hacen la entrega de las cajas con víveres, los cientos de acapulqueños no respetan los espacios, y el poco control que los uniformados pueden tener durante la distribución de las despensas.
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Son largas las filas que se hacen para poder recibir una y hasta cinco despensas dependiendo el cupón de entrega a los militares que llegan abordo de cinco o seis camiones cargados con las cajas de cartón.
Los gritos de las mujeres y hombres que esperan bajo los candentes rayos del sol por una, dos o tres horas, no se hacen esperar cuando en la fila, empiezan a entrar algunas personas para llegar más pronto a los convoy de soldados que entregan los víveres.
Según los propios militares y elementos de la Guardia Nacional, en un punto llegan con más de 500 y mil despensas abordo de los camiones, y estas son insuficientes para la gran cantidad de personas que llegan a pesar de instalarse en algunas calles de la ciudad, de manera sorpresiva.
En algunos casos, y pese a las inconformidades de muchas de las personas que se quedan sin recibir una despensa, algunos de los llamados damnificados de Otis, logran tener hasta cinco o seis cajas con víveres en una sola ocasión.
El descontrol y las inconformidades por la entrega de las despensas como parte de los apoyos federales que se implementaron días después del paso del huracán Otis por Acapulco, se registra en todos los puntos donde llegan los camiones del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional cargados con los víveres.