El semáforo descompuesto de la esquina que se conforma entre la avenida costera Miguel Alemán y la calle del hotel El Cano, no permitió que Pepe, un malabarista que huyó de la Ciudad de México por el alto número de contagios de Covid-19, sacará para el "chivo".
Las cinco horas diarias que utiliza su bicicleta y unos bolos para hacer malabares y ganarse dignamente unas monedas, no fueron suficientes para que sacará los 300 pesos diarios que obtiene desde hace varios meses para alimentar a su familia.
Tres hijos y su esposa, quizá este día puedan presentar limitaciones para poder degustar sus sagrados alimentos. "A veces 200 o quizá 300 pesos, y en temporada en ocasiones hemos sacado hasta mil pesos diarios, pero no es siempre”, dijo.
Dedicado desde hace muchos años al malabarismo, Pepe, cuenta que desde que inició la pandemia la vida en el centro de la República fue difícil, por lo que salió de la Ciudad de México y se dirigió a este puerto.
En Acapulco, mencionó, ha trabajado ejecutando el malabarismo desde hace varios meses y citó que para él, ha sido muy gratificante mostrar su arte en los semáforos de la ciudad.
Dijo que profesional y económicamente, se siente satisfecho porque los ciudadanos han sido gratificantes con su trabajo en los semáforos donde se coloca para poder ejecutar estas suertes.
“Desgraciadamente he tenido que recurrir a estos medios para mantener a mi familia. Tengo tres hijos”, dijo.
Expuso sentirse muy bien en Acapulco por su clima y su gente, a pesar de que ha recorrido otros puntos de la República haciendo sus malabares para mantener a su familia.
“Afortunadamente México es muy rico y siempre sale, conozco muchos lugares de México, inclusive otros países, sobretodo agradezco a México que es mi raíz materna”, dijo.
Pepe, narró que ha conocido otros países al haber incursionado haciendo malabarismo en carpas que han recorrido otras naciones, sin embargo en México se siente feliz y pidió a la población no dejarse vencer por el miedo ante la pandemia de Covid-19 y poner mucho empeño para no contagiarse de la enfermedad.