Aún cuando habla casi nada español y tampoco lo entiende del todo, Justin , originario de Texas, Estados Unidos, sobrevive con la venta de llaveros y de la caridad en el puerto de Acapulco.
A sus 44 años de edad, este extranjero se junta con otras dos personas y sobre la banqueta de la costera Miguel Alemán, en la playa Hornos, coloca unos plásticos para exhibir curiosidades y llaveros.
Su porte, contrasta con la de sus acompañantes, pero un letrero que tiene a su lado, disipa dudas y confirma que es extranjero, en donde precisa que "vendo curiosidades y llaveros para comer".
Al tratar de platicar con él, se apoya con uno de sus acompañantes Tony Tecate , que le sirve de traductor, quien se refiere a que tiene 7 meses que llegó al puerto.
En el vecino del norte debe que dejó a su madre y sus hermanos, pero afirma que no piensa regresar " porque amo a México, amo a Acapulco, aquí me voy a quedar", dice en su idioma.
Justin señala que se gana la vida vendiendo llaveros, curiosidades, cada artículo tiene un valor de 25 pesos y hasta puede negociar.
Pidió a la gente de buena voluntad que lo ayuden comprándole sus artículos, pues con lo que obtenga lo gasta en comida y así poder sobrevivir.
Este día pintó mal para Justin y sus "socios", porque en su caja sólo había una moneda de cinco pesos, que alguien les dio de limosna , lo que no era suficiente para comprar comida para los tres.