A casi un año de que inició la emergencia sanitaria por la covid-19 en el estado de Guerrero los problemas económicos para diversos sectores han sido graves, incluso algunas personas que viven al día como los boleros del zócalo han tenido que soportar el sufrimiento de apenas tener para comer, porque su trabajo disminuyó hasta en un 80 por ciento y sus ganancias son mínimas.
Raúl lleva 25 años en este oficio de limpiar, pintar y lustrar zapatos en la plaza Juan Álvarez, aseguró que nunca imaginó vivir una pandemia como la actual provocada por el coronavirus, donde la gente dejó de salir al zócalo y menos acude a solicitar sus servicios, por lo que sus puestos están solos esperando clientes.
Dijo que antes de la pandemia atendían entre 10 y 15 clientes al día, ahora en pleno semáforo rojo si les llegan uno o dos ya es ganancia para la comida diaria, aunque aceptó que no les alcanza y ninguna instancia de gobierno se acuerda de ellos porque no han recibido apoyo de despensas ni económicos.
“Estamos abandonados, aquí tú ves, somos varios y no hay clientes, los únicos que vienen son los que se practican la prueba del virus, pero nuestros clientes no están, ya estamos desesperados, no tenemos ni para comer, ojalá alguien nos pueda ayudar porque la situación es difícil”, exclamó.
En el zócalo hay alrededor de 15 pequeños espacios para los boleros, de los cuales la mitad están cerrados porque sus dueños son adultos mayores y también tienen miedo de contagiarse de la covid-19, mientras los valientes que siguen trabajando tienen que estar acarreando a los pocos clientes que pasan.
Ante la falta de trabajo, los boleros han optado incluso por bajar sus precios hasta en un 50 por ciento, es decir si antes cobraban la boleada con pintura en 30 pesos, hoy la dejan hasta en 15 pesos con tal de trabajar y obtener un poco de recursos para llevar a sus casas y sobrevivir.
Otro de los boleros consideró que este ha sido el año más difícil de su vida por la baja en el trabajo y recordó que la mayoría de sus clientes eran trabajadores del ayuntamiento viejo, bancos y negocios cercanos que en su mayoría cerraron o no están laborando de forma normal, por lo que no acuden a lustrar su calzado.
Dijo que a pesar de la publicidad de Mario Moreno “Cantinflas” en la plaza Juan Álvarez, la población no acude a darles un poco de trabajo, por lo que ya no saben qué hacer para obtener recursos y mantener a sus familias, incluso algunos han dejado sus puestos y andan en las calles vendiendo cubrebocas y otros productos preventivos en esta pandemia.
Algunos boleros que cerraron sus espacios agarraron un taxi como opción económica y no han regresado, ya van a cumplir un año en otros oficios porque tienen que llevar alimento a sus hogares, mantener a sus hijos que siguen en clases virtuales.
“Aunque no hay clases en las escuelas las maestras les piden libros y útiles a los niños y hay que comprarles, esto tiene que seguir, yo estoy medio tiempo aquí y en la tarde en el taxi porque si no esto no avanza, no hay que darnos por vencidos, primero Dios saldremos adelante”, dijo Omar, mientras lustraba el calzado de uno de sus clientes.
Los boleros hicieron un llamado a la alcaldesa Adela Román Ocampo, al gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores y a las instancias como el DIF para que les brinden apoyos de despensas o económicos porque han sido abandonados durante la pandemia, de lo contrario no tienen claro cómo van a sobrevivir.