La espera es larga en el hospital de El Quemado, donde los familiares de pacientes sospechosos de Covid-19 aguardan angustiados para recibir resultados de sus enfermos.
Ese tiempo y los inclementes rayos del sol, han propiciado que improvisen toldos con una colcha y otras telas amarrados con mecates para cubrirse y permanecer más cerca de sus seres queridos hasta que les den razón de su estado de salud, mientras que un sillón tejido o un pedazo de cartón hacen menos duro el caliente suelo.
Muchos de ellos provienen de colonias apartadas al hospital, inclusive a más de una hora de distancia, lo cual los hace sentirse muy lejos de sus enfermos y genera en ellos la angustia de que sus consanguíneos piensen que nadie está al pendiente de su evolución al luchar con el mortal virus.
La misma situación se repite a diario en otras instituciones de salud como el IMSS e ISSSTE, donde el personal de las dependencias se cansa de recomendar que no se queden en las calles y busquen la protección que les brinda la comodidad de su casa para no resultar infectados e ingresar a urgencias necesitando apoyo ventilatorio.
En todos los hospitales que reciben a pacientes con Covid-19, la información que se brinda a los familiares de personas infectadas es cada 24 horas y en algunos como el Militar Regional de Acapulco existe la facilidad de hacer video llamadas a través de dispositivos electrónicos del nosocomio, siempre y cuando el paciente no se encuentre en estado crítico.
La realidad es que en estos campamentos improvisados también se corre el riesgo de quedar infectados, pero pareciera que eso no importa cuando un ser querido es internado en el área Covid.