A pesar de las denuncias que han hecho colectivos feministas, en la Región de la Montaña de Guerrero, las niñas siguen a la venta.
Esta práctica que es atribuida a "usos y costumbres", es ancestral y esta plenamente documentada por las propias autoridades, pero se han convertido en simples espectadores y apáticos.
El propio gobernador Héctor Astudillo Flores, hace unos días reconoció que mucha de la cultura que se conoce como "usos y costumbres" atenta contra los derechos de las niñas y mujeres de esta región castigada por la pobreza extrema.
Pero denuncias de activistas, aseguran que se sigue pagando por menores de edad, a partir de los 9 años, cantidades que van de los 40 a los 200 mil pesos.
Incluso, hay familias que aceptan cabezas de ganado o hasta cartones de cerveza por cada niña, de acuerdo a las mismas denuncias que han hecho los colectivos feministas, que consideran que se trata de una especie de esclavitud en pleno siglo XXI.
El activista, Abel Barrera Hernández, reprochó que ni el gobierno federal ni el de Guerrero ayudan a crear condiciones para poner fin a esta vieja práctica de vender a las niñas en comunidades indígenas.
Aseguró que en la Montaña de Guerrero el matrimonio se ha mercalizado, pero lo más grave es que nadie hace nada para respetar los derechos de las niñas y mujeres, quienes además siguen siendo víctimas de la violencia.
El mandatario estatal, Astudillo Flores, en la mesa de Coordinación para Reconstrucción de la Paz, se refirió a este tema y aseguró que: "junto a diferentes instituciones federales y estatales continuamos reforzando las acciones para prevenir, combatir y erradicar la violencia contra niñas y mujeres".
Sin embargo, en los hechos las víctimas no lo palpan, pues de acuerdo a los activistas, este comercio ilegal de seres humanos continúa realizándose en este estado suriano.
Te recomendamos el podcast ⬇️