Casi 50 años han pasado de aquellos meses que a Don Guadalupe Gutiérrez Fuentes le fue cambiada su vida por haber sido torturado brutalmente al ser detenido por el 50 batallón de infantería del Ejército Mexicano en Atoyac de Álvarez, durante la llamada Guerra Sucia en la Costa Grande de Guerrero.
Desde entonces ya no volvió a ser feliz por los traumas y secuelas que dichos actos dejaron en su vida cuando él era solo un adolescente de 16 años.
“Son traumas que me quedaron, yo no soy el mismo, era yo alegre, me gustaba bailar hacer deporte, después de todo eso ya no soy feliz, esa alegria para mi se terminó”, expresó con su voz quebrada uno de los sobrevivientes de las desapariciones forzadas, torturas y detenciones ilegales cometidas hace más de 4 décadas en Guerrero.
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El señor Guadalupe, a lo largo de su vida ha vivido como nómada de un lugar a otro por cortos tiempos de un mes y eso es debido al gran temor de volver a ser “agarrado”, y por ello prefiere estar encerrado en su casa que andar en la calle.
Por si fuera poco al ver elementos de la policía, o del ejército mexicano siente un “impacto de miedo, porque no son gentes son unas bestias, no tienen nada de humanidad”, opinó con tristeza.
Él pidió al gobierno federal y estatal que sean considerados a la hora de detener a las personas, ser más consientes y se preparen para que investiguen a fondo cuándo si es culpable y cuándo inocente, además de eliminar esos métodos de torturas.
“Somos seres humanos, no se vale que te humillen y que te torturen de esa manera brutal, te dejan por los suelos y uno ya no es el mismo”.
Recordó que despertaba con gritos a media noche por tener pesadillas porque creía que lo estaban torturando, “soy hombre y lloro cuando me acuerdo de todo eso, porque vuelvo a vivir esas escenas que acabaron con mi vida”.
Reconoció que lamentablemente su tío formaba parte de la guerrilla pero al momento de ser detenido él desconocía tal situación y por ello, pagó los “platos rotos”, siendo inocente.
Narró que lo llevaron al cuartel de Mártires en Atoyac en donde por más de un mes estuvo detenido con torturas que realizaban todos los días a partir de las 7 de la noche.
“Yo oía todas las torturas, los gritos, los lamentos, me torturaban con toques eléctrico en los testiculos, tablazos en la cabeza, en un tambo lo llenaban de agua y ahí a uno lo metían de cabeza y nos sacaban ya cuando uno se estaba ahogando”, recordó.
Por si no fuera suficiente, al sobrevivir Don Guadalupe, de dicha privación de la libertad en Atoyac, decidió mudarse a Acapulco, donde lamentablemente fue detenido por segunda ocasión en la colonia Jardín en la zona Poniente del puerto, donde lo responsabilizan de participar en actos ilícitos y por ello también fue torturado por más de dos meses.
Por último el sobreviviente de la Guerra Sucia pidió que se castiguen a todos los responsables de dicha saña, si es que todavía vive, debido a que hubo muchos desaparecidos, viudas y huérfanos.