Salió a trabajar un día de septiembre y ya no regresó

Felipe desapareció desde septiembre pasado, cuando transportaba parota a bordo de un camión de Tecoanapa a Zumpango; su esposa Manuela aún continúa buscándolo

Heidi Nieves/El Sol de Acapulco

  · domingo 31 de marzo de 2024

Manuela muestra las fotos de los tres hombres desaparecidos desde septiembre pasado. / Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco

Manuela Benítez es esposa del señor Rafael quien desapareció con dos compañeros padre e hijo Luis Felipe y Abel Espinosa, el pasado 8 de septiembre cuando circulaban con un camión rojo cargado de parota de Tecoanapa a Zumpango.

La última vez que tuvo comunicación con su esposo fue la mañana de ese viernes informándole que ya iban de la localidad de Tehuitzingo, rumbo para Chilpancingo.

“Él me dijo que ya venía de regreso pero después de las 12 del día ya no tuvimos comunicación con ellos, el día sábado pensamos que se iba a comunicar con nosotros pero para el día lunes ya estábamos haciendo la denuncia, hasta la fecha no sabemos nada, no tenemos nada en claro”.

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De oficio chofer por más de 20 años él transportaba madera fuera del municipio, con un camión propio que le costó años adquirirlo para emplearse y llevar un sustento económico a su familia de 6 integrantes.

Conferencia de prensa del colectivo Gema Antúnez en Chilpancingo. /Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

Desde su desaparición Manuela y sus 4 hijos por más de 6 meses no han podido conciliar el sueño, porque les preocupa el saber cómo está su padre ya que él era diabético y al no tener sus medicamentos peligra su salud.

“Sus familiares estamos viviendo una horrible pesadilla como nadie se lo imagina, y yo desearía que nadie lo estuviera padeciendo. Les pido de favor que si alguien sabe algo no los hagan saber anónimamente al 911, que llamen por favor para que podamos recuperar a nuestros familiares”, pidió la señora desesperada.

El señor Rafael de 54 años no tenía ningún vicio, no tomaba, ni fumaba, era muy amistoso, no se metía con nadie, era de carácter muy tranquilo, mucha gente lo conocía y con todo mundo se llevaba narró su esposa.

Manuela pasó los últimos 33 años de su vida a lado de su amado esposo, viviendo en Chilpancingo cerca de Amojileca a quien extraña y confía en encontrar por lo menos su cuerpo, “solo queremos saber dónde está, no queremos saber el porqué de su desaparición”.

Él era el sustento económico de su familia y su ausencia complica la manutención de sus 4 hijos quienes aún se dedican a estudiar la carrera y preparatoria.