Pacientes renales de la clínica del ISSSTE en Chilpancingo que reciben servicios subrogados de hemodiálisis en clínicas particulares, bloquearon la avenida Ruffo Figueroa frente al nosocomio para exigir al instituto que garantice la continuidad de sus tratamientos ya que este día se terminaron los contratos y no hay certeza de cómo y dónde se les atenderá.
Hany Bustamante, una de las pacientes señaló que en su caso recibe la atención en la clínica Chilpancingo y ahí le informaron que este jueves 31 de marzo será la última sesión que podrán realizarle porque se culmina el contrato y con ello su responsabilidad de tratarla.
En lo sucesivo la clínica-hospital tendrá que informarle a donde se le canalizará para su tratamiento.
Ante esta situación acudieron a preguntar y no les han dado una respuesta clara, les informaron que se está adecuando una clínica en las cercanías del zoológico, pero es un espacio acondicionado que no ofrecerá la garantía de la sanidad porque ahí se tendrá que atender a todos los pacientes del Issste que son más de 150.
“Queremos que se nos garantice que las instalaciones son seguras, que se tiene la suficiente capacidad de personal y equipos para atender a todos los pacientes y que hay material desechable nuevo suficiente para que se hagan los cambios de filtro entre paciente y paciente”.
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Señaló que la referencia que tiene es que hasta el momento la nueva clínica no tiene los permisos de Cofepris y todo se está adaptando en una casa particular por lo que se teme que haya un mal servicio y no se garantice la sanidad.
Los quejosos establecieron que lamentablemente la directora de la clínica Leticia Sánchez Flores ha mostrado incapacidad para atender el problema e incluso debido a las protestas se corrió el rumor de que ya había renunciado junto con la encargada del área administrativa que es la que tendría que hacer los pagos a las empresas subrogadas.
Finalmente los pacientes establecieron que fue necesario hacer la protesta y seguirán en este lugar por el tiempo que sea necesario ya que lo que está en juego es su vida, “somos enfermos renales, no estamos aquí por gusto, tenemos que tener un tratamiento que si no lo recibimos con la frecuencia que se requiere podemos morir en poco tiempo”.