A unas horas de asumir el obispado de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, monseñor José de Jesús González Hernández, se declaró dispuesto a aprender para dar continuidad al diálogo entre la iglesia y el narco.
El líder religioso ofreció una conferencia de prensa, donde sostuvo que Guerrero no está en guerra, pero reconoció que hay armas y también personas quienes asustan en los caminos.
Por otra parte, el prelado católico comentó que llega a una Diócesis, grande, interesante y bonitas, además con grandes desafíos y dijo que le pueden decir Padre Chuy.
Dijo que existe una amistad con el obispo emérito de la Diócesis, Salvador Rangel Mendoza, forjada durante la formación de ambos en Tierra Santa.
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Entre las principales acciones del nuevo obispo, será la de dialogar con el gobierno del estado, pues aseguró que se debe trabajar en unidad entre el pueblo, gobierno e iglesia.
“Ojalá lleguemos a dialogar”, dijo González Hernández, luego de asegurar que representa un desafío acudir con las personas que matan, extorsionan y roban.
Por su parte, el obispo Salvador Rangel Mendoza señaló que solo esperaba la llegada de González Hernández para hablar sobre el diálogo con el narco.
Aunque en su opinión, dijo que él debe dar continuidad a estos diálogos y dijo que se puede intentar este ejercicio en esta nueva etapa en el obispado.
Finalmente, Salvador Rangel aseguró que el gobierno federal debe retomar su propuesta de amnistía a los grupos delictivos, pero estableciendo ciertos candados en su aplicación. (Con información de Juan Manuel Molina).