“La necesidad es más grande que el miedo”, aseguró el chofer mientras con su dedo señalaba que no lo grabara ni le tomara fotografías al ser entrevistado, pues aún es una herida viva la cruel forma en que asesinaron a sus compañeros de la ruta los Ángeles hace una semana.
"El Gordo", como todos lo conocen, conduce una Urvan que prácticamente atraviesa la ciudad, de esa actividad se ha mantenido los últimos seis años, sin embargo, en este momento atraviesa una crisis económica que se generó por los días en que no se pudo salir a trabajar y la muy baja afluencia de pasaje que se ha tenido en los días siguientes.
Relató que el lunes pasado cuando se enteraron de la agresión aún realizó una vuelta completa, después tuvo que detener la unidad, al día siguiente que no se prestó servicio él alrededor del medio día decidió salir a dar un par de vueltas porque en los gastos de su familia van al día, “ahorita tenemos que completar para comprar los útiles del chamaco para el kínder y otro para la secundaria y no sale”.
Expresó que ahorita debido a que no hay clases la afluencia de pasaje es muy poca y eso ocasiona que a veces apenas se complete para la cuenta y la gasolina, y cuando eso pasa tiene que conseguir para que dejar para la comida en su casa, “antes iba guardando un billetito diario para el sábado poder ir con los amigos a echar una cervecita, ahora no alcanza ni para salir al día”.
Lo peor de todo, dijo, es salir a trabajar con miedo, hay pasajeros a los que de repente no me detengo a subir porque los veo sospechosos, a veces le paro temprano para que no se me haga noche en la vuelta y por nada del mundo pensar en echar una extra al final del turno, pero si tenemos que salir a trabajar porque si no salimos sólo nos vamos a llenar de deudas”.
Igual que el gordo en Chilpancingo existen alrededor de 700 choferes de Urvan que operan alrededor de 500 unidades, estos desde hace una semana han vivido sumidos en el terror luego de que un comando armado atacara la base situada en la colonia El Encanto donde quemaron una de las unidades y asesinaron a tres transportistas, luego mataron a otra persona que se encontraba almorzando en una cuadra del lugar.
El ataque ocasionó que dos días se suspendiera el servicio de transporte y se reactivó luego e acuerdos con el gobierno del estado en el sentido de que implementarían rondines de vigilancia y puntos de control en zonas que se han catalogado como críticas, pero la acción policial ha sido muy poca y se teme que vuelvan a atacar a transportistas.
Por los hechos de violencia que iniciaron hace un mes, se han asesinado a 18 trabajadores del volante en Guerrero la mayoría en Chilpancingo y Tixtla.