Las inversiones económicas que en los últimos años se han hecho para atender el problema del agua potable en Chilpancingo harían suponer que tenemos agua suficiente para todos los habitantes y de una calidad que permitiría meter un vaso al grifo y beberla directamente como ocurre en países europeos, sin embargo, la realidad es que tenemos un grave déficit del vital líquido y el poco que llega es de pésima calidad.
Entre las inversiones que se han hecho en el pasado reciente tenemos la planta potabilizadora que se encuentra en la comunidad de Tepechicotlán, en la que la Capaseg invirtió alrededor de 30 millones de pesos, sin embargo nunca se pudo poner en operación, más que para hacer las pruebas, luego se dejó en el abandono.
De acuerdo con el ex director de Capach, Nabor Ojeda, esta planta no es lo que se requería para Chilpancingo, porque esta planta es para desalinizar y son plantas que se usan en países de Europa ara quitar la sal al agua del mar, “ésa deberían llevársela a Acapulco, y allá ponerla a funcionar algo como lo que tiene Baja California”.
El ex funcionario recordó la planta se construyó en el gobierno de Zeferino Torreblanca, pero ya durante el de Ángel Aguirre, las secretaría de salud y la Capaseg revisaron y establecieron que generaba contaminación al río porque todos los minerales que se les quitaban al agua se volvían a mandar al río, esa fue la causa por la que ya no se pudo trabajar.
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Insistió en que se trata de equipos muy buenos tecnologías de punta que fueron muy costosos, pero que no está diseñados para operarse en esta capital.
Personal de la Capach que participó en las pruebas indicó que se trata de equipos de osmosis inversa que retiran todos los contaminantes del agua, y que el proyecto está diseñado para que se entregara agua completamente potable a la capital, “Es decir que el agua que llegaría a los hogares se podría tomar directo de la llave”.
Además resolvería el problema de taponamientos de tuberías pues se e quitaría los minerales que generan sarro, sin embargo la parte negativa de este equipo es el costo que tendría su operación, pues tan sólo en químicos que se le colocaría al agua, ocasionarían un gasto de 500 mil pesos mensuales en el año 2010 que fue cuando se construyó, también tendría un gasto fuerte en el tema de energía eléctrica porque son motores grandes que deberían estar operando de manera permanente.
La inversión en la planta potabilizadora no es el único dinero tirado a la basura, pues en la memoria reciente también se tiene la visita del ex presidente Enrique Peña Nieto en la que anunció una inversión de mil millones de pesos para resolver el problema del agua en esta capital, entonces la Capaseg bajó alrededor de 600 millones de pesos, y sustituyó toda la tubería del Sistema Mochitlán, recordó Nabor Ojeda, quien como parte negativa de esta obra indicó que todo lo que se quietó estaba bueno y fue dinero gastado sin sentido.
Resaltó que se tiene estudios y estudios en los que se establece que lo que en Chilpancingo se requiere es la localización de nuevas fuentes de abasto y hay opciones como la cueva del Borrego, algunas zonas de Omiltemi e incluso se habló del río Balsas, aunque esta opción fue desechada por la contaminación que tiene el agua de este lugar.
Se intentó también hacer un nuevo sistema desde la comunidad de Aziyahualco, pero un problema social generado en esa comunidad impidió que se concluyera y de este sitio se buscaba traer más de 250 litros por segundo.
Otros proyectos fallidos que los gobiernos estatal y municipal han impulsado se tienen en la perforación de pozos como el que se hizo durante el gobierno municipal de Sal Alarcón entre las colonias Indeco y cooperativa, un pozo al que se le invirtieron millones de pesos y no tuvo agua, a respecto se le cuestionó al ex funcionario que en su momento habían dicho que si tenía agua pero estaba contaminada, “no do agua, ese pozo cuando se quiso poner a trabajar simplemente se secó, lo que estuvieron contaminados fueron pozos que se hicieron dentro de la zona militar y en lo que ahora es la Sagarpa cerca del boulevard, pero esos se hicieron en la década de los 60”.
Comentó que el último gran fracaso fue la perforación de un pozo profundo en las cercanías de Petaquillas, en este pozo llegaron a 600 metros de profundidad y no sacaron hubo agua, “creo que querían traer agua desde china, pero no encontraron, luego dejaron el pozo abandonado, ese fue en el gobierno de Héctor Astudillo en sus últimos años”.